Debido a la creciente importancia del síndrome depresivo y la frecuencia con que éste es visto en primera consulta por el médico general y por el especialista no psiquiatra, los autores han creído conveniente analizar dicho síndrome para facilitar su detección. Se cuestionan las distintas esvalas de valoración en uso, subrayando los esfuerzos que diversas escuelas de psiquiatría han hecho para desarrollarse. Se dividen los síntomas depresivos en dos grupos principales y varios secundarios, acompañando la descripción de los mismos con un esquema para facilitar su visualización. Los dos grupos principales están constituidos por los trastornos afectivos y los energéticos, y los secundarios comprenden los trastornos en los ritmos biológicos, del sueño, psicosomáticos y del pensamiento. Se hace particular hincapié en la existencia de "equivalentes depresivos", especialmente psicosomáticos, que son causa frecuente de consulta al médico general, y en donde la depresión, como vivencia afectiva, no ocupa el primer plano o no existe.