Las personas que enferman expresan en su sufrimiento el desequilibrio de la armonía bio-psicosocial propia de la existencia humana. Por esto, la formación de los nuevos médicos no debe descuidar el sentido universal, integral, que debe tener esa educación superior. Este camino es el único que puede proteger a la profesión médica del riesgo grave de dejar de ser una formación universitaria, es decir abarcativa del todo, para quedar rebajada a la adquisición de conocimientos meramente técnicos que atiendan a una sola de las partes. De predominar lo técnico sobre lo humano, será cada vez más fácil que la Medicina quede a cargo de máquinas inteligentes y el hombre pierda definitivamente contacto con el hombre