Conclusiones:

El porcentaje de sujetos ubicados en las categorías diagnósticas de riesgo y retraso es mayor en los dos grupos estudiados respecto del estándar de referencia. Esto coincide con los datos reportados en la literatura especializada. Los promedios son menores, con el consiguiente corrimiento de la distribución hacia la izquierda. Aparecen diferencias significativas entre los grupos estudiados, a favor del grupo de niños criados en familia. Mientras 76 por ciento del GNI se ubica en la categoría de normalidad (alta y baja), sólo lo hace el 16 por ciento del GI. Estas diferencias, si bien con distintos valores, se extienden a cada una de las áreas examinadas. Las características de las interacciones adulto/niño en los contextos familia/institución son diferentes, destacándose la insuficiencia de un cuidador que atienda de manera exclusiva o prevalente al niño de modo tal de promover o facilitar su desarrollo. Esto se relaciona particularmente con los porcentajes de riesgo y retraso encontrados en las áreas personal social, comunicativa y cognitiva.