Atención, confiados consumidores
Attention, confident consumers

Rev. cuba. med. gen. integr; 33 (3), 2017
Publication year: 2017

En un artículo titulado Los laboratorios farmacéuticos se inventan enfermedades, aparecido en el diario El Mundo (España), atribuido al prestigioso farmacólogo catalán Joan Ramón Laporte, se dicen verdades que no se divulgan habitualmente a los consumidores de medicamentos, veamos algunas, luego añadiré mi comentario.

Lo que se dice:

Los medicamentos son la tercera causa de muerte tras el infarto y el cáncer, según estudios hechos en EE. UU. Cada año mueren 100 000 personas por errores de medicación, y 100 000 por efectos adversos. La implicación de los medicamentos en patologías comunes es muy importante. Los medicamentos producen enfermedades que no se distinguen de las otras. Te pueden producir un infarto de miocardio, o que te caigas y te rompas el fémur, o un ataque psicótico.

Sólo en Cataluña hay entre 6 000 y 9 000 fracturas de cuello de fémur al año:

entre el 13 y el 14 por ciento de ellas tiene que ver con el omeoprazol y medicamentos análogos. Dificulta la absorción del calcio y las personas que lo toman habitualmente desarrollan osteoporosis. Un 8,4 por ciento de las fracturas las producen medicamentos para dormir. Más de 3 000 tiene que ver con antidepresivo. La industria farmacéutica esta medicalizándolo todo. Los laboratorios se inventan enfermedades, convierten la tristeza en depresión, la timidez en fobia social o el colesterol en una enfermedad. Los lobbys farmacéuticos promueven más mentiras que medicamentos. Dicen que son más eficaces de lo que realmente son. Aunque los permisos de comercialización los otorga la Agencia Europa del Medicamento, cada país puede decidir si financia un determinado medicamento. En España se financian todas las novedades. Por ejemplo, hay seis medicamentos anti-neoplásicos que Gran Bretaña ha rechazado financiar y que aquí se financian. Cuando un medicamento sale al mercado, es tan poco conocido, porque se ha estudiado tan poco, que no estamos seguros de que no pueda tener efectos indeseados graves. En España nos polimedicamos. Hace 15 años se daban entre 12 y 13 recetas por persona y años. Ahora, casi 20. Por lo menos la mitad de los medicamentos que tomamos son innecesarios. Hay gente que durante toda su vida toma medicación para dormir, sin embargo al cabo de tres o cuatro semanas el cuerpo ya lo ha asimilado y es tan eficaz como el placebo. Los laboratorios no dan acceso público a los ensayos clínicos. Tampoco se lo dan al sistema de salud. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios aprueba medicamentos sin ver los datos de cada uno de los pacientes que han participado en los ensayos. El tiempo que se tarda en retirar un medicamento porque produce efectos indeseados graves ha pasado de seis o siete años en 2004, a 12 o 14 años hoy en día. Cuesta mucho más retirarlos, y esto es por la creciente influencia de la industria sobre los sistemas de salud, tal como ha denunciado el Consejo de Europa. De esto se publica y habla poco entre nosotros. Las investigaciones sobre efectos adversos son algo reciente, pero han demostrado verdades que eran negadas, entre otras que la medicina natural no genera efectos adversos.1,2 Los médicos prescriben, pero no educan al paciente respecto a lo que consumirán. En una ocasión, uno me dijo que advertir de efectos no deseados a un enfermo era invitarlo a no tomarlo. Cuando en nuestra prensa no especializada se elogia un nuevo producto terapéutico que se introduce en el país, nunca se advierte sobre lo que aquí destacamos. Da la impresión de que anunciamos algo mágico. Si es medicina natural, generalmente se recomienda para varias enfermedades. Parece necesario que las autoridades sanitarias revisen este tema y pongan orden en lo que censuramos. Siempre un paciente advertido y mejor educado sobre su enfermedad, observará y cumplirá mejor lo que se le indica y ayudará a la más rápida y mejor solución del problema(AU)

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