Rev. cuba. salud pública; 43 (4), 2017
Publication year: 2017
Para referirse al desarrollo de la investigación científica y la formación de profesionales en las disciplinas de higiene, epidemiología, microbiología y nutrición en Cuba, hay que necesariamente remitirse a un centro que aún hoy es piedra angular para el sistema de salud pública cubano, el Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología.1
El Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología fue creado hace ya ciento quince años, en medio de la naciente política regional de salud internacional que hubo de enfrentar los efectos de la guerra, el comercio y los mosquitos, lo que caracterizó el tránsito sanitario del siglo xix al xx en algunos países.
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Hitos que han marcado la historia del centro en estos últimos siglos:
Creación del Laboratorio de la Isla de Cuba en mayo de 1902, que a los pocos meses cambió su nombre a Laboratorio Nacional, como ejercicio de nacionalidad, resultado de una de las épocas más gloriosas de la salud pública cubana.2
Integración del laboratorio a la Junta Superior de Sanidad, (creada el mismo día), para atender todo lo relacionado con la lepra, el muermo, la tuberculosis, la vacuna y la higiene especial; como responsable se nombró al doctor Carlos Juan Finlay y Barrés, uno de los salubristas cubanos más renombrado de todos los tiempos.3
Dicha junta se encargó de la:
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Creación de Primer Código Sanitario Cubano en 1906.
Constitución de la Secretaría de Sanidad y Beneficencia en 1909, primer Ministerio de Salud Pública del mundo; que tuvo como primer secretario al mencionado doctor Finlay y Barrés.
Fundación de la que hoy se conoce como Escuela Cubana de Higienistas de principios del siglo xx, por el eminente científico Dr. Finlay junto con ilustres sanitaristas de la talla de Juan Guiteras, Enrique Barnet, Arístides Agramonte, José A. López y Jorge Le Roy, entre otros importantes profesionales de la época, de quienes se hizo acompañar en todas las responsabilidades que desempeñó. Cada uno de estos hombres relevantes aportó su saber y compromiso con la salud de los cubanos, de ahí que sean considerados como los fundadores de la sanidad cubana.
La publicación del Manual de Práctica Sanitaria, colosal obra a cargo del Dr. Enrique B. Barnet Roque de Escobar, de la cual hoy existe un ejemplar firmado por el doctor Finlay.
Obtención de importantes logros en relación con las enfermedades infectocontagiosas, dígase la erradicación de la fiebre amarilla (1908), la peste bubónica (1915) y la viruela (1923); como resultado del quehacer de los sanitaristas insignes en el período.
Creación del Instituto de Medicina Preventiva “Carlos J. Finlay” en 1927, como reconocimiento a la colosal obra y aportes del científico. En ella se actualizaban todos los funcionarios de la organización sanitaria del país en temas que la Secretaría consideraba necesarios o de interés.
El Laboratorio Nacional de Higiene paso a ser Instituto Nacional de Higiene en 1944. Luego de la revolución el mencionado instituto recibe nuevas funciones, en 1964 pasa a denominarse Instituto Nacional de Higiene y Epidemiología (INHE) y se le incluye entre los institutos de investigación del Sistema Nacional de Salud, dependiente del Viceministerio de Higiene y Epidemiología. Desde 1969 hasta la fecha la institución se ha nombrado Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología (INHEM).
El INHEM es heredero de la constancia y la dedicación al progreso del doctor Carlos Juan Finlay y Barrés; por lo que ha sabido adaptarse y dar respuestas higiénico-epidemiológicas acordes a cada etapa y a sus prioridades sanitarias.
En la actualidad, el INHEM constituye una Entidad Nacional de Ciencia e Innovación Tecnológica adscrita a la Academia de Ciencias de Cuba, autorizada para la educación de posgrado en todas sus modalidades. Es también, Centro de Excelencia de la Red de Formación Ambiental para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud en el área de Salud de la Vivienda y Centro de Referencia Nacional para el estudio de la seguridad alimentaria, nutricional y la regulación sanitaria de los alimentos, cosméticos, juguetes y otros productos para ser consumidos o utilizados por la población. Además, cuenta con servicios especializados de laboratorios de microbiología y toxicología sanitarias.8
El centro con su mejora tecnológica y científica ha contribuido al desarrollo de otros centros homólogos; entre 1969 y 1999 propició la creación de, el Instituto de Medicina del Trabajo, el Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos, el Centro Nacional de Promoción y Educación para la Salud y del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí. Este Instituto entre 1979 y 1992 recibió del INHEN sus laboratorios de virología, bacteriología, parasitología, virus respiratorios, enterobacterias, enterovirus y sarampión, asimismo se trasladaron a él los Departamentos de Epidemiología de Enfermedades Transmisibles y Control de Vectores del INHEM.
La misión del INHEM es aportar evidencias científicas que permitan enfrentar con inteligencia el impacto que ocasiona en la situación sanitaria nacional, los cambios internacionales y las nuevas amenazas globales a la salud ante la compleja situación internacional, caracterizada por la aparición de enfermedades transmisibles emergentes y reemergentes que representan el riesgo de introducción en Cuba de eventos como influenza pandémica, paludismo, fiebre amarilla, síndrome agudo respiratorio severo por coronavirus, sarampión e influenza aviar entre otros; conjuntamente con las epidemias de dengue, cólera, chikungunya, enfermedad por virus zika y fiebre amarilla que azotan a la Región de las Américas y constituyen el escenario que exige fortalecer las funciones de análisis, vigilancia y control sanitario.
El INHEM deberá continuar elevando su responsabilidad dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS), para el fortalecimiento de la higiene, la epidemiología y la microbiología en respuesta a los Objetivos y Prioridades de Trabajo que se ha trazado el Ministerio de Salud Pública en el marco de las Transformaciones Necesarias.
En este sentido se requiere que directivos y trabajadores asuman los retos de continuar contribuyendo científicamente a garantizar la estabilidad de la situación epidemiológica en el país e incidir en elevar los indicadores de salud de la población cubana acorde al desarrollo alcanzado por el SNS; asimismo de, contribuir al fortalecimiento de capacidades para el análisis de la situación de salud a todos los niveles, implementar y cumplir el programa por la eficiencia e identificar qué nuevas acciones se precisa acometer para cumplir el plan de exportación de servicios y generar los ingresos que tienen planificados.
Otro retos son el fortalecimiento del ejercicio de la regulación sanitaria proporcionando evidencias que permitan proponer políticas públicas dirigidas a atenuar o mitigar el efecto del envejecimiento poblacional y de las enfermedades crónicas no transmisibles, que inciden significativamente en los indicadores de mortalidad en el país, entre otros elementos que caracterizan el panorama demográfico y sanitario actual; como también aportar información para la formulación de políticas y estrategias dirigidas al fomento de la sostenibilidad ambiental, a contrarrestar los efectos negativos del cambio climático en los diferentes territorios del país. De la conciencia individual y colectiva dependerá el éxito de vencer cada desafío, y poder contribuir a la construcción de un socialismo próspero y sostenible teniendo como base nuestro modelo económico y social.
En los indicadores que Cuba exhibe hoy en su cuadro de salud para todos los grupos poblacionales han sido fundamentales, la política social, la voluntad política de fomentar la salud desde la comunidad hasta los grandes centros de investigación, la doctrina sanitaria de Fidel y su traducción en el desempeño de uno de los sistemas de salud más justo, humano, competente, accesible, universal y solidario de la historia de la humanidad. Un sistema de salud cuyos protagonistas son hombres y mujeres que luchan día a día, no solo por la salud de su pueblo, sino que tienen una interminable hoja de servicios por la salud de los pueblos del mundo, y en el que el capital laboral del INHEN ha dejado una impronta gloriosa en el devenir de la salud pública cubana con resultados investigativos que han sido guía y alerta oportuna para el desarrollo de acciones, en los servicios de salud por la comunidad y los diferentes sectores sociales.9
En un nuevo aniversario bajo el lema 115 años fomentando y protegiendo la salud de los cubanos, el INHEN reafirma el compromiso de mirar desde su historia al futuro de la nación, de trabajar por el mejoramiento de la salud de las poblaciones y la construcción de la estabilidad epidemiológica, tan necesaria para el bienestar y desarrollo sostenible de nuestros países.8-10
En el acto de constitución del destacamento de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, efectuado en el Teatro Carlos Marx, el 12 de marzo de 1982, Fidel afirmó:
[...]Son realmente impresionantes los éxitos que hemos alcanzado. Pero, ¿acaso tendríamos derecho a darnos por satisfechos? Si nosotros tenemos conciencia de que en materia de medicina y de enfermedades que afectan a la mayoría de la humanidad nosotros podríamos acumular conocimientos tan grandes, o aún mayores, que los de cualquier otro país del mundo, entonces no podemos sentirnos satisfechos con lo que hemos logrado hasta aquí.11
Esta meridiana reflexión del líder histórico de la Revolución cubana, exige metas y desafíos renovados para que el INHEN continúe como Centro de Referencia para el hacer científico por el mejoramiento de la salud poblacional(AU)