Bol. méd. Hosp. Infant. Méx; 76 (4), 2019
Publication year: 2019
Resumen Introducción:
Aunque en la mayoría de los casos la infección por el virus del Zika (ZIKV) causa enfermedad febril sin complicaciones, en mujeres embarazadas es causa reconocida de alteraciones congénitas y muerte fetal. La microcefalia es la característica descrita con mayor frecuencia en el síndrome congénito por este virus. Caso clínico:
Paciente de sexo femenino de 23 años de edad que cursaba la novena semana de gestación (SDG) por la fecha de la última menstruación y la 10.3 SDG por ultrasonido. Acudió a los servicios de salud por presentar un cuadro clínico compatible con infección por el ZIKV, la cual se confirmó por estudios de laboratorio. A las 18.6 SDG se documentó feto único sin movimientos, con datos de microcefalia, tórax con área cardiaca sin actividad, placenta corporal anterior con calcificación en el 30% e imagen probable de lago venoso versus quiste placentario. La paciente ingresó en urgencias por aborto diferido. Se indujo el trabajo de parto y se obtuvo por vía vaginal un producto masculino de 80 g, con perímetro cefálico de 9 cm. El análisis del cordón umbilical por la reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa confirmó el diagnóstico de síndrome congénito por ZIKV. Conclusiones:
Durante el embarazo debe sospecharse la infección por ZIKV para realizar un diagnóstico oportuno y ofrecer una atención integral. La pérdida del producto de la concepción en estas pacientes se ha documentado, y se ha encontrado ARN del ZIKV en las biopsias de las vellosidades coriónicas, lo que podría sugerir el aborto espontáneo de manera temprana durante la viremia.
Abstract Background:
Although in most cases Zika is an uncomplicated febrile disease, in pregnant women is a recognized cause of congenital disorders. Microcephaly is the characteristic most frequently described in the congenital Zika virus syndrome, and the diagnosis requires laboratory confirmation. Case report:
A 23-year-old female on the ninth week of pregnancy by date of last menstrual period and 10.3 weeks by ultrasound, attended to Health Services, presenting clinical manifestations of Zika infection, which was later confirmed by laboratory tests. In her 18.6 weeks of pregnancy, a non-mobile single fetus was documented. Additional findings were microcephaly, lack of thorax with cardiac activity, anterior corporal placenta with 30% calcification, and an image of probable venous lake versus placental cyst. She was admitted to the emergency room for late abortion and labor was induced, obtaining an 80 g male product with head circumference of 9 cm. Reverse transcription polymerase chain reaction analysis on the umbilical cord was positive for Zika virus. Conclusions:
Zika infection during pregnancy must be suspected and diagnosed promptly to offer comprehensive care. The loss of conception in these patients has been documented with results of chorionic villus biopsies, finding Zika virus RNA and suggesting spontaneous abortion early during viremia.