Los pacientes: una mayoría irredenta
Patients: an unredeemed majority

Inmanencia (San Martín, Prov. B. Aires); 3 (2), 2014
Publication year: 2014

Florencio Escardó (1904 -1992) fue médico pediatra, sanitarista, docente, poeta, escritor, y columnista de medios gráficos y de televisión. Jefe de Sala del Hospital Ricardo Gutiérrez, Profesor Titular de Pediatría, Decano de la Facultad de Medicina y Vicerrector de la Universidad de Buenos Aires, desde 1921 publicó libros de poesía. Aportó a revistas especializadas opiniones fundadas sobre la alimentación y la psicología del niño, el valor de la familia, la misión y la función de la profesión médica y la relación con los pacientes. Redactó columnas de humor y crítica de costumbres bajo los seudónimos de Juan de Garay y Piolín de Macramé que publicaron los diarios Crítica, La Razón, La Nación y en El Mundo, bajo títulos como Palabras sin objeto, ¡Oh!, Cosas de argentinos y Cosas de porteños. Escribió la letra de dos tangos (La ciudad que conocí y En que esquina te encuentro Buenos Aires), el guión de la película “La cuna vacía”(1949) y varios libros (Cosas de Argentino, Un pueblo desierto, Geografía de Buenos Aires, Nueva geografía de Buenos Aires, Ariel o el discípulo, Pinocho y Peter Pan, Sydenham y Don Quijote, La casa nueva). Fue Miembro Titular de la Academia Porteña del Lunfardo y Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores entre 1989 y 1992. Aseguró que “se puede saber mucho, alcanzar una suprema técnica y una caudalosa erudición y no ser un verdadero médico; tal veracidad la determina un hecho de orden espiritual que es la compenetración anímica con la situación vital del enfermo, el unimismamiento con su inmediato padecer”. Estaba convencido de que la relación entre pacientes y médicos responde a cuestiones basadas en sentimientos. En 1972, escribió el prólogo para su CARTA ABIERTA A LOS PACIENTES (EMECÉ EDITORES, Buenos Aires), que reproducimos. No es viejo todo lo antiguo. El tiempo presta pátinas que resaltan claroscuros y destacan relieves. Cuando los dichos de los maestros están dotados del don poético del buen decir y se asocian con adecuada capacidad de comunicación, se benefician con el añejamiento y pueden constituir piezas exquisitas donde el contenido (médico, sanitario, humano y pedagógico) asombra e ilumina. ¡Válida observación para reflexionar sobre el rol (¿invariable?) del médico y la necesidad, necesariamente epocal, de entendimiento con el paciente!

More related