¿Qué sabemos de la importancia de la microbiota intestinal a lo largo de la vida?
What do we know about intestinal microbiota through the life cycle?
Gastroenterol. latinoam; 30 (supl.1), 2019
Publication year: 2019
Over the last decades, modern lifestyle and environment have contributed to a shift in gut microbial colonization patterns and composition. Not only intestinal but also extraintestinal disorders have been proposed to
be linked to changes in the gut microbiome. There is increasing evidence from clinical, epidemiologic and
animal studies exploring associations between the dysbiotic microbiome and an increased risk of allergic,
inflammatory, autoimmune, and metabolic diseases. The fetus is essentially sterile until the amniotic sac
ruptures. After that, the maternal microbiota of the mouth, intestine, vagina and urinary tract contribute to
the initial seeding of neonatal microbiota. Newborns are mainly inoculated at birth in the passage through
the birth canal (vertical transmission). A number of exposure events occur afterwards (horizontal transmission), and by age 2, an infant’s microbiota composition becomes indistinguishable from that of an adult.
In mammalian evolution, the potential loss or change in vertical transmission of microbiota from mother
to offspring could be compensated through horizontally transmitted microbiota (fecally contaminated
drinking and bathing water, frequent physical contact, social crowding, and large families). However, the
progressive loss of vertically transmitted microbiota without horizontal replacement represents a cumulative birth cohort phenomenon. Events that decrease microbiota diversity have been classically associated
with risk of disease
En las últimas décadas, el estilo de vida y el ambiente moderno, han contribuido a un cambio en los patrones y la composición de colonización microbiana intestinal. No sólo se ha propuesto que los trastornos
intestinales, sino también los extraintestinales, estarían relacionados con cambios en la microbioma intestinal. Cada vez hay más evidencias de estudios clínicos, epidemiológicos y en animales que exploran las
asociaciones entre el microbioma disbiótico y un mayor riesgo de enfermedades alérgicas, inflamatorias,
autoinmunes y metabólicas. El feto es esencialmente estéril hasta que el saco amniótico se rompe. Después de eso, la microbiota materna de la boca, el intestino, la vagina y el tracto urinario contribuye a la
siembra inicial de la microbiota neonatal. Los recién nacidos se inoculan principalmente al nacer en el
pasaje a través del canal de parto (transmisión vertical). Después de una serie de eventos de exposición
(transmisión horizontal), a los 2 años, la composición de microbiota de un bebé se vuelve indistinguible de
la de un adulto. En la evolución de los mamíferos, la pérdida o cambio potencial en la transmisión vertical
de la microbiota de la madre a la descendencia podría compensarse mediante la microbiota transmitida
horizontalmente (agua potable y de baño contaminada con heces, contacto físico frecuente, aglomeración
social y familias numerosas). Sin embargo, la pérdida progresiva de microbiota transmitida verticalmente
sin reemplazo horizontal representa un fenómeno de cohorte de nacimiento acumulativo. Los eventos que disminuyen la diversidad de la microbiota se han asociado clásicamente con el riesgo de enfermedad.