This text proposes to compose a reflection about some frontiers that cross the psychology when put in contact with the demands of the trans segments and with the operationalization of health policies for this segment. A rapid survey of health policies enables us to understand how their constructions point to different understandings both of the trans experience itself and of the power dynamics that establish the cisgender norm as the centrality and rule from which the experiences are measured. The ambiguity posed is that to the extent that guaranteeing universalized access to services, as well as amplifying their offer is a necessity to be ruled with urgencies, the daily practices of professionals of these spaces will produce the tone of the whole policy, marking this as emancipatory and welcoming or just another reinforcement of the norms of naturalized and compulsory cisgenerity. Psychology, here we believe, occupies a strategic place given its production as a field that affirms the self-determination of gender and capillarizes itself in the most diverse niches of the health system, including basic attention. Finally, attention to the norms that cross the proposition and effectiveness of health policies for the trans people is a fundamental exercise so that we can establish depathologizing practices and finally abdicate the constant production of "specialists" imbued by a set of relations of power, of telling others about their supposed truths, producing exclusions from experiences that do not fit in the restricted biomedical manuals.(AU)

Este texto intenta componer una reflexión sobre algunos límites que cruzan la psicología cuando está en contacto con las demandas de los segmentos trans y la operacionalización de las políticas de salud para este segmento. Una encuesta rápida de las políticas de salud nos permite comprender cómo sus construcciones apuntan a diferentes interpretaciones tanto de la experiencia trans en sí como de la dinámica de poder que instituye la norma cisgénero como la centralidad y la regla a partir de la cual se miden las experiencias. La ambigüedad planteada es tener en cuenta que, en la medida en que se garantiza el acceso universalizado a los servicios, así como ampliar su oferta, es una necesidad que debe regirse con urgencia, las prácticas diarias de los profesionales de estos espacios marcarán el tono de toda la política, marcando esto como emancipatorio y acogedor o simplemente como un refuerzo de las normas de cisgeneridad naturalizada y obligatoria. La Psicología, aquí creemos, ocupa un lugar estratégico dada su producción como un campo que afirma las autodeterminaciones de género y se capilariza en los nichos más diversos del sistema de salud, incluida la atención primaria. Finalmente, prestar atención a las reglas que cruzan la propuesta y la implementación de políticas de salud para la población trans es un ejercicio fundamental para nosotros para establecer prácticas de despatologización y finalmente abdicar de la producción constante de "especialistas" imbuidos por un conjunto de relaciones de poder, contar sobre el otro sus supuestas verdades, produciendo exclusiones de experiencias que no se ajustan a los manuales biomédicos restringidos.(AU)