Una historia contemporánea
A contemporary history
; (), 2019
Publication year: 2019
Ser feminista es un diálogo constante con el cuerpo. El propio y el de las otras, los otros, les otres. El cuerpo, primer territorio para el reclamo de soberanía, primera superficie de exploración, con las fajas de clausura que impone la medicina, el discurso de las madres, el higiénico. Nos meten miedo a las cavidades donde no entra la luz; ahí no se mete la mano, te la pueden comer; lo que no se ve, por algo está oculto. No es de niñas andar metiéndose donde no las llaman aunque no haya distancia entre el yo de la niña y la hendija donde se hurga... Ahí es donde aparecen los cuerpos y las narraciones sobre ellos, sobre nosotras, narramos y nos narramos. Nos hacemos de un cuerpo y a la vez
de una comunidad. Hablo en primera persona, pero también en plural, para reconocer la
fragilidad y también la capacidad de resistencia, la pulsión vital, el deseo.
Y que es ese doble saber que las mujeres acumulamos, que lo acumulamos por mujeres pero también por migrantes, por negras, por pobres, por gordas, por lesbianas, por trans o por viejas, lo que se transforma en potencia. Lo que construye el cobijo colectivo. Lo que hace de la movilización feminista un enorme cuerpo con voluntad para imprimir su
propia huella. Sobre el duelo por las muertas y por las propias marcas de la violencia machista, entonces, la fiesta de estar juntas. Ahí donde nuestros cuerpos cuentan...