La relación actual entre el público y la profesión médica: retorno al pasado
The current relationship between the public and the medical profession: return to the past
Salud(i)ciencia (Impresa); 12 (5), 2004
Publication year: 2004
The public health service strategy hitherto introduced and adopted in most parts of the world is perhaps the last and most tragic monument to a myopic political philosophy of a bygone
era. The relationship between the medical profession and the public is also changing and the professionalism of doctors must change accordingly. What has not changed is the fact that the
public need doctors who are knowledgeable, skilled, ethical and committed. Both professional and institutional culture, the attitudes of people and their organizations, has to change. As
doctors, our foremost ethical duty is to serve our patients and the community to the best of our ability. The same duty falls on politicians and managers, even if their ethical codes are less
well defined. Governments, health professionals and their representative bodies should thus embrace unequivocally the practice and disposition of continuous quality improvement.
La estrategia del servicio de salud pública introducida y adoptada hasta ahora en la mayor parte del mundo es tal vez el último y más trágico monumento a una filosofía política miope que corresponde a una era que ya se ha ido. La relación entre la profesión médica y el público también está cambiando y debe modificarse la condición profesional de acuerdo con los cambios. Lo que no ha variado es el hecho de que el público necesita médicos que
estén actualizados, sean diestros, éticos y bien predispuestos a ejercer su labor. Tanto la cultura profesional como institucional, las actitudes de la gente y sus organizaciones, tienen que evolucionar. Como médicos, la mayor obligación ética es servir a nuestros pacientes y a la comunidad con nuestra mejor capacidad. La misma obligación recae sobre los políticos y administradores, aun cuando sus códigos éticos no se encuentren tan bien definidos.
Los gobiernos, los profesionales de la salud y sus cuerpos representativos deberían abrazar de manera inequívoca la práctica y la disposición hacia un continuo mejoramiento de la calidad.