La epidemiología, discurso y saber
Analysis of health systems as political systems

Salud bienestar colect; 5 (3), 2021
Publication year: 2021

A partir de la segunda mitad del siglo XX, la dimensión del lenguaje y la palabra fue tomando un lugar central en las reflexiones filosóficas y políticas en diversos ámbitos (tanto en Europa como en América del norte y del sur). Entre ellos, en el campo de la medicina, tanto en su ejercicio clínico como en sus derivaciones de orden social: el campo de la salud pública, las intervenciones epidemiológicas, comunitarias, etc. Surgió una crítica a la hegemonía del pensamiento científico. Frente a eso, diversas propuestas desde otros campos del saberse fueron incorporando al debate en el campo teórico, y en el político. Un debate entre la ciencia y sus aplicaciones frente a otras perspectivas de saber.

Eso dio lugar a diversas prácticas conocidas bajo diversos nombres:

medicina social, nueva salud pública, anti psiquiatría, etc. (parte del desarrollo creciente del psicoanálisis se inscribe en este conjunto), todas ellas críticas con la hegemonía indiscutible hasta ese momento del positivismo científico, que se postulaba como el único saber válido .La perspectiva iniciada por Foucault, luego seguida por muchos otros pensadores e investigadores, abrió un cuestionamiento de esa hegemonía de las ciencias y una valoración de otras perspectivas de saber, no científicas, pero con una validez que se imponía en las prácticas sociales .El campo del saber, investigado mediante lo que denominó “arqueología del saber” analiza esa dialéctica, mediante la producción de una serie de teorías y conceptos precisos: discurso, enunciado, archivo, entre otros. Ciencia y saber aparecen entonces como prácticas diferenciadas, en una relación compleja y plena de controversias fundamentales. A todo ello se agrega la “genealogía del poder”, una dimensión del poder y la política profundamente imbricada con el campo del saber, que permitió que los análisis de las prácticas se conmovieran y renovaran de forma radical. La propuesta foucaultiana concluye indagando en las posibilidades de lo que llama “saberes sometidos” de no ceder ante las explicaciones universalistas -propias de la ciencia-para dar cuenta de los procesos humanos. Propugna entonces un desarrollo de los discursos críticos, que frente a los saberes eruditos -propios de la ciencia y sus instituciones-puedan sostener la emergencia de un “saber histórico de las luchas”.
Since the second half of the 20th century, the dimension of language and the word has been taking a central place in philosophical and political reflections in various fields (both in Europe and in North and South America). Among them, in the field of medicine, both in its clinical practice and in its social derivations: the field of public health, epidemiological and community interventions, etc. A criticism arose against the hegemony of scientific thought. In response to this, various proposals from other fields of knowledge were incorporated into the debate in the theoretical and political fields. A debate between science and its applications versus other perspectives of knowledge.

This gave rise to various practices known under different names:

social medicine, new public health, anti-psychiatry, etc. (part of the growing development of psychoanalysis is inscribed in this group), all of them critical of the undisputed hegemony up to that time of scientific positivism, which was postulated as the only valid knowledge.The perspective initiated by Foucault, then followed by many other thinkers and researchers, opened a questioning of this hegemony of the sciences and a valuation of other perspectives of knowledge, non-scientific, but with a validity that was imposed on social practices.The field of knowledge, investigated through what he called "archeology of knowledge", analyzes this dialectic through the production of a series of theories and precise concepts: discourse, enunciation, archive, among others. Science and knowledge appear then as differentiated practices, in a complex relationship full of fundamental controversies.To all this is added the "genealogy of power", a dimension of power and politics deeply intertwined with the field of knowledge, which allowed the analysis of practices to be radically moved and renewed.Foucault's proposal concludes with an inquiry into the possibilities of what he calls "subjected knowledges" of not yielding to universalist explanations -proper of science-in order to account for human processes. He then advocates a development of critical discourses, which, in the face of erudite knowledge –proper to science and its institutions-can sustain the emergence of a "historical knowledge of struggles".

More related