Pediatric Urology: Past, Present and Future
Urología pediátrica: pasado, presente, futuro
Urol. colomb; 27 (1), 2018
Publication year: 2018
At Johns Hopkins, around the turn of the 20th century, Halsted revolutionized the training of future surgeons by having them serving as apprentices, learning mainly by spending long, celibate hours in the hospital observing surgery with the mantra of “See one, do one, teach one.” Urology was an infant specialty at that time, growing under Halsted's pupil, Hugh Hampton Young. Young himself pioneered operations for exstrophy that have withstood the test of time. It was only because of the invention of the cystoscope that Urology separated from its parent, General Surgery, clearly an early example of disruptive innovation. Although described separately at that time, Pediatric Urology was not practiced as a distinct full-time entity until the century was nearly complete. Pediatric surgeons cared for the bulk of pediatric urological disorders. Hypospadias and many penile disorders fell under the auspices of plastic surgeons. During the 1950s, the Section of Pediatric Urology became the first surgical section of the American Academy of Pediatrics. The Society of Pediatric Urology (SPU) was soon born. It was roughly two decades later the Canadian Bob Jeffs sought specialty training from D.I. Williams at the Great Ormand Street in London. He later returned to Toronto as the first North American full-time committed pediatric urologist. Other Americans soon followed, and by 1980 the establishment of Pediatric Urology programs in North American children's centers became the norm, with trainees going abroad for fellowship training in London or at Alder Hey in Liverpool.
En Johns Hopkins, a principios del siglo XX, Halsted revolucionó la formación de los futuros cirujanos haciéndoles servir como aprendices, aprendiendo principalmente pasando largas horas célibes en el hospital observando cirugía con el mantra de "Ver a uno, hacer a uno, enseñar a uno." La urología era una especialidad incipiente en aquella época, que crecía bajo la tutela del alumno de Halsted, Hugh Hampton Young. El propio Young fue pionero en operaciones de extrofia que han resistido el paso del tiempo. Sólo gracias a la invención del cistoscopio se separó la Urología de su progenitora, la Cirugía General, un claro ejemplo de innovación disruptiva. Aunque en aquel momento se describió por separado, la Urología Pediátrica no se practicó como una entidad diferenciada a tiempo completo hasta casi finalizado el siglo. Los cirujanos pediátricos atendían la mayor parte de los trastornos urológicos pediátricos. La hipospadias y muchos trastornos del pene eran competencia de los cirujanos plásticos. En la década de 1950, la Sección de Urología Pediátrica se convirtió en la primera sección quirúrgica de la Academia Americana de Pediatría. Pronto nació la Sociedad de Urología Pediátrica (SPU). Aproximadamente dos décadas más tarde, el canadiense Bob Jeffs recibió formación especializada de D.I. Williams en el Great Ormand Street de Londres. Más tarde regresó a Toronto como el primer urólogo pediátrico norteamericano comprometido a tiempo completo. Pronto le siguieron otros estadounidenses, y en 1980 la creación de programas de urología pediátrica en centros infantiles norteamericanos se convirtió en la norma, con alumnos que se desplazaban al extranjero para realizar una beca de formación en Londres o en Alder Hey (Liverpool).