Sedación paliativa en enfermedad terminal
Palliative sedation in terminal desease

Rev. colomb. cancerol; 26 (1), 2022
Publication year: 2022

Resumen Algunos pacientes con enfermedad terminal que están cerca del final de la vida pueden experimentar un sufrimiento intolerable dado por síntomas refractarios a las terapias paliativas específicas. La Sedación Paliativa (SP) se considera una modalidad de tratamiento eficaz para el manejo de estos síntomas refractarios cuando los esfuerzos agresivos no proporcionan alivio. La SP consiste en el uso de medicamentos que inducen sedación y disminución del nivel de conciencia con el objetivo de aliviar el sufrimiento intolerable en los últimos días de la vida. Los síntomas físicos refractarios más frecuentes son el dolor, delirium y disnea, sin embargo, la SP también se indica para tratar el sufrimiento existencial o la angustia psicológica, que es un problema extremadamente difícil y delicado. La SP ha sido ampliamente debatida por las obvias implicaciones éticas, socioculturales y de toma de decisiones. Se ha reportado que la SP se administra en una proporción que va del 2% al 52% de los pacientes con enfermedades terminales. Los estudios han sugerido que la SP es exitosa en el manejo de los síntomas intratables al final de la vida, no genera efectos perjudiciales sobre la supervivencia y es satisfactoria para los familiares.
Abstract Palliative sedation (PS) is frequently applied in some patients with terminal illness, who are near the end of life, to ameliorate unendurable and refractory distress; it is considered an effective treatment modality for the management of refractory symptoms when aggressive efforts do not provide relief. PS consists of the use of medications that induce sedation and decrease the level of consciousness with the aim of relieving intolerable suffering in the last days of life. The most frequent physical refractory symptoms are pain, delirium, and dyspnea, but PS is also indicated to treat existential suffering or psychological distress, which is an extremely difficult and delicate problem. PS has been widely debated given its obvious ethical, sociocultural, and decision-making implications. It has been reported that PS is given to 2-52% of patients with terminal illness; studies have suggested that PS is successful in managing intractable symptoms at the end of life, satisfactory for family members, and does not have detrimental effects on survival.

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