Rev. cuba. med; 61 (1), 2022
Publication year: 2022
Estimado director:
Hemos leído con interés el artículo Prevalencia del síndrome metabólico en la población dos consultorios del Policlínico Primero de Enero, de los autores Rivero Sabournin y otros.1 Dicho trabajo demuestra el potencial investigativo en la Atención Primaria de Salud, así como la pertinencia de este escenario en los estudios epidemiológicos.
Para el desarrollo de la investigación sus autores se basan en los criterios de síndrome metabólico (SM) del National Cholesterol Education Program Adult Treatment Panel III (NCEP-ATP III),1 aunque resulta imprescindible evaluar los criterios de la Clasificación Consensuada o Armonizada de Alberti y otros del año 2009,2 los cuales constituyen la guía más importante para la evaluación por parte del médico de cabecera de los pacientes que pudieran padecer de SM.
Otro elemento importante en esta investigación es que se resalta la relación SM y envejecimiento, aunque no se argumenta cuáles pudieran ser los nexos entre ellos.
Actualmente se considera que sea el endotelio (END) y la disfunción endotelial (DISF) la vía común de cada una de estas alteraciones como lo han propuesto varios autores: niveles elevados de ácidos grasos,3 envejecimiento,4 oxidación de LDL,5 hiperglucemia,6 niveles séricos de adipoquinas7,8 y las especies reactivas del oxígeno.9
Para un abordaje de esta relación SM-E-END sería necesario analizar que la base fisiopatológica del SM es la insulinorresistencia (IR) y que, precisamente, el endotelio tiene una función importante, donde la insulina (INS) logra desempeñar su función.8
En el endotelio se produce el factor de crecimiento similar a la INS (IGF, según sus siglas en inglés)9 y es donde se encuentran proteínas de membrana que sirven de transportadores a la INS. Una vez que se instaura el daño endotelial o la disfunción endotelial (DE), la pérdida...(AU)