Tanto el mundo académico como el popular han prestado mucha atención al vínculo entre el ejercicio y el rendimiento cognitivo. Es cada vez más importante comprender los numerosos mecanismos por los cuales el ejercicio podría influir en las capacidades cognitivas en vista de los continuos problemas sociales causados por el envejecimiento de la población y la prevalencia de trastornos asociados al deterioro cognitivo. Una cantidad cada vez mayor de evidencia que muestra una asociación favorable entre la actividad física y el bienestar cognitivo sirve como base para justificar el estudio de los efectos del ejercicio sobre la función cognitiva y la capacidad de aprendizaje. El estudio se realizó en ratones machos adultos C57BL/6 utilizándose en los ejercicios una cinta rodante durante 8 semanas. El grupo de ejercicio realizó 5 sesiones por semana aumentando gradualmente la intensidad del protocolo en un 5 % cada semana. Las evaluaciones cognitivas de los ratones se realizaron utilizando las pruebas Morris Water Maze y Novel Object Recognition. El impacto a largo plazo en la capacidad de aprendizaje se evaluó mediante inmunohistoquímica y análisis molecular de los tejidos del hipocampo y la corteza prefrontal de los tejidos cerebrales de los animales. Los hallazgos mostraron mejoras en las habilidades de aprendizaje espacial, la memoria de reconocimiento y una mayor plasticidad sináptica indicada por unos creadores sinápticos elevados. El estudio subraya el papel del ejercicio aeróbico a largo plazo para aumentar el rendimiento cognitivo. No sólo contribuye a la comprensión de la interacción entre la neuroplasticidad y los beneficios cognitivos, sino también al creciente conjunto de investigaciones sobre el impacto del ejercicio en la función cognitiva.