Esta presentación de caso sugiere que pacientes con diabetes tipo II pueden ser considerados para una terapia con implantes dentales, siempre y cuando los controles de higiene bucal y el estado de su glucemia fueran correctos. Se colocó un implante en un paciente de 52 años con diabetes tipo II. A los siete meses de ser colocado el implante y ser cargado, los resultados presentaron un pronóstico favorable, ya que los parámetros de higiene bucal y glucemia mostraban resultados alentadores. El paciente siguió siendo controlado una vez por mes, luego de esta fecha. Los resultados siguieron siendo positivos. Al año de colocado el implante, los controles se fueron espaciando por ausencia del paciente. A los 16 meses el paciente vino a la consulta. El implante tenía movilidad y en la radiografía aparecieron muestras de reabsorción. Los valores de glucemia (301 mg/dl) dieron valores muy altos y con presencia de glucosa en orina, siendo sumamente peligrosos para la estabilidad del implante y para la salud de los pacientes