El oxígeno es fundamental para la gran mayoría de los organismos vivos, ya que participa en reacciones de oxidación que son a su vez fundamentales en el proceso de generación de energía, indispensable para la vida. Sin embargo, bajo ciertas circunstancias el consumo de oxígeno molecular puede desencadenar reacciones no controladas de oxidación, las que dañan la estructura y función de los organismos vivos, produciendo lo que se denomina un estrés oxidativo, proceso que se relaciona con diferentes enfermedades. Este fenómeno surge como consecuencia de un desequilibrio entre la actividad de los sistemas orgánicos de protección (sistema antioxidantes) y la agresión prooxidante derivada del medio ambiente, de la edad y de desequilibrios nutricionales. La alimentación cumple un papel fundamental para proveer antioxidantes a nuestro organismo, ya que muchas sustancias, principalmente de origen vegetal, son capaces de aportar una protección al desarrollo del estrés oxidativo, especialmente cuando las condiciones de vida del individuo han disminuido el potencial de sus sistemas antioxidantes