Se revisó la experiencia con 15 pacientes sometidos a conducto ileal, 12 de ellos con cáncer vesical. No hubo mortalidad postoperatoria inmediata. La mortalidad alejada se relacionó, fundamentalmente, con la evolución de la enfermedad que motivó la intervención. La morbilidad temprana alcanzó un 60%. La ausencia de mortalidad postoperatoria inmediata y la baja incidencia de morbilidad grave podría relacionarse con el estricto manejo pre y post operatorio y la meticulosidad de la técnica empleada; y, en los casos de cáncer vesical, con la realización del conducto ileal en un tiempo previo a la radioterapia o cistectomía. Todos los pacientes controlados lograron una excelente aceptación y manejo de la derivación urinaria de Bricker