Rev. cuba. salud pública; 41 (4), 2015
Publication year: 2015
El 20 de mayo de 2015, en la Gaceta Oficial No. 17, extraordinaria, el Ministerio de Salud Pública de Cuba presentó la Resolución No.
38 que tiene en su primer resuelvo y transcribo:
Reconocer a la Medicina Natural y Tradicional (MNT) como especialidad médica, integradora y holística de los problemas de salud, emplea métodos para la promoción de salud, prevención de enfermedades, su diagnóstico, tratamiento y rehabilitación a partir de los sistemas médicos tradicionales y otras modalidades terapéuticas que se integran entre sí y con los tratamientos convencionales de la Medicina Occidental Moderna.
Esta resolución, que viene a sustituir una anterior de similar contenido, la 261 del 24 de agosto de 2009,2 ha revitalizado el debate académico sobre este particular en el contexto cubano.
De todo lo escrito y con vehemencia discutido por los que se oponen y los que defiende las citadas resoluciones y sus implicaciones para el sistema de salud cubano (disponibles en el sitio de la Revista Cubana de Salud Pública* parece estar claro que el desarrollo de la medicina natural y tradicional es política del gobierno cubano. El Lineamiento 158 de la política del Estado, emitido en abril de 2011 como resultado del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba,3 refiere: Prestar la máxima atención al desarrollo de la medicina natural y tradicional.
El Ministerio de Salud Pública, por su parte, ha incluido el tema en sus objetivos de trabajo priorizados en función de la optimización del marco regulador para la medicina natural y tradicional en el Sistema Nacional de Salud (SNS).
No obstante a ello, hay una consistente oposición en el ámbito académico a consagrar, en resoluciones oficiales, el uso de técnicas de diagnóstico y tratamiento fuertemente cuestionables por su no probada eficacia bajo la lupa de ensayos clínicos controlados.
Todo cuesta, el sostenimiento humano y logístico de la medicina natural y tradicional implica, para cada técnica aprobada, una erogación de recursos que deben planificarse cuidadosamente.
Tenemos un sistema de salud integrado y los esfuerzos por desarrollar la medicina natural y tradicional dentro del arsenal de herramientas para la promoción de salud, la prevención de enfermedades o complicaciones, el diagnóstico y el tratamiento oportunos son bienvenidos.
El desafío es, garantizar la seguridad del paciente en cada acto médico y que los recursos, siempre limitados e insuficientes, se utilicen de la manera más racional posible a la luz de la mejor evidencia científica disponible(AU)