La obesidad definida como el acúmulo exagerado de tejido adiposo manifestado como un aumento anormal de peso, en un problema que afecta a un alto porcentaje de la población (hasta 30 por ciento) de las sociedades modernas. Al parecer existe una relación entre el grado de industrialización y la prevalencia de la obesidad. Por ello, la posibilidad de un aumento en la prevalencia de la obesidad en nuestro país es muy factible conforme el país se encamina a un tipo de sociedad industrial y las áreas rurales y semirurales son progresivamente sustituidas por áreas urbanas. Estudios morfológicos in vivo e in vitro han demostrado la posibilidad de que la población limitada de adipocitos al nacimiento pueda, bajo circunstancias especiales y estímulos externos o ambientales, aumentar su número y contribuir al aumento de volumen del tejido graso. Aún cuando no se ha determinado con exactitud la alteración genética específica, estudios epidemiológicos apoyan la presencia de factores genéticos o hereditarios en un porcentaje considerable de pacientes obesos. Si bien el problema de la obesidad se puede reducir, en una forma simplista, a un exceso de aporte o ingesta energética superior al consumo de energía en la mayoría de los casos, existen varios factores que deben tomarse en cuenta, tales como genéticos, familiares, psicológicos, culturales y dietéticos. El concenso para el tratamiento de la obesidad incluye el manejo de un régimen dietético, aumento de la actividad física y terapia psicológica o modificación de los hábitos dietéticos (el conjunto de estos tres componentes es lo que ha dado el mayor porcentaje de éxito y mantenimiento de la pérdida de peso a largo plazo). Entre todas las dietas que se han propuesto, las dietas bajas en calorías con aporte nutricional completo son las más aceptadas, deben indicarse junto con un programa de actividad física y terapia de la conducta. Existen muchos productos comerciales que ofrecen diversas alternativas para las dietas bajas en calorías, sin embargo una dieta individualizada puede ser más efectiva que aquellos, aparte de que permite asimilar paulatinamente las modificaciones necesarias de los hábitos dietéticos. La actividad física también debe prescribirse en forma individualizada de acuerdo a la edad, sexo, condición física y estado de salud del sujeto.