El Médico para el Siglo XXI
The 21st Century Physician
Rev. med. Risaralda; 21 (1), 2015
Publication year: 2015
La sociedad espera mucho de sus médicos. Las personas nos confían el cuidado de su sufrimiento y nos dan acceso para intervenir su cuerpo. Nos comparten información íntima sobre su vida y nos confían su custodia. ¡El médico es un actor social muy relevante! Por eso no me cabe duda, que de esa importancia se derivan las exigentes y diversas competencias que el médico debe tener para desempeñarse adecuadamente en el contexto actual. Los cambios que ha experimentado la estructura social en los últimos 20 años han modificado -y complejizado- las competencias que se le demandan hoy en día a los médicos. La población se ha envejecido; las enfermedades crónicas y mentales aparecen como las que más cargan de enfermedad a los colectivos; y la emergencia y re-emergencia de enfermedades infecciosas, que pueden convertirse en graves epidemias, ponen a prueba la capacidad de respuesta de los médicos y los sistemas de salud de forma frecuente. Adicionalmente, el médico tiene hoy a la mano una oferta de conocimientos, ¡relevantes para su práctica!, tan amplia como nunca antes, pero tiene que trabajar en contextos (como el del sistema de salud colombiano) que regulan estrictamente su actividad profesional. A todo lo anterior, debemos agregar, particularmente para nuestra realidad, todos los efectos que genera la violencia, relacionada o no con el conflicto armado.
Society expects a lot from its doctors. People entrust us with the care of their suffering and give us access to intervene in their bodies. They share intimate information about their lives with us and entrust us with their custody. The doctor is a very important social actor! I have no doubt, therefore, that from this importance derive the demanding and diverse competencies that physicians must have in order to perform adequately in today's context.
The changes in the social structure over the last 20 years have modified - and made more complex - the competencies required of doctors today. The population has aged; chronic and mental illnesses appear to be the main burden of disease on the population; and the emergence and re-emergence of infectious diseases, which can become serious epidemics, frequently test the capacity of physicians and health systems to respond. In addition, doctors today have at their disposal a wider range of knowledge relevant to their practice than ever before, but they have to work in contexts (such as the Colombian health system) that strictly regulate their professional activity. To all of the above, we must add, particularly for our reality, all the effects generated by violence, whether or not related to the armed conflict.