La Muerte Encefálica (ME), es una condición anatomoclínica cuya aparición en Medicina ocurrió en la segunda mitad del siglo XX, como resultado de la introducción de las nuevas técnicas de ranimación cardio-respiratoria.

La base anatómica de esta condición es la necrosis masiva de todas las estructuras que integran el encéfalo:

hemisferios cerebrales, tallo cerebral y cerebelo. En este artículo se describen detalladamente el conjunto de datos clínicos cuyo reconocimiento permite establecer el diagnóstico clínico de ME.

Dichos datos se dividen en dos grupos:

a) los que indican el cese total de las funciones encefálicas; b) los que indican la irrevesribilidad del cese.

Las alteraciones clínicas demostrativas de la abolición total de las funciones encefálicas corresponden a tres órdenes de hechos:

1) coma con ausencia de respuestas cerebrales; 2) apnea que persiste en condiciones de hipercapnia inducida; 3) ausencia de todos los reflejos del tallo cerebral.

La irreversibilidad del cesa de las funciones encefálicas se establece cuando se comprueban otras tres categorías de hechos:

1) presencia de una lesión encefálica orgánica; 2) ausencia de ciertas causas que por mecanismos metabólicos pueden abolir las funciones encefálicas en forma potencialmente reversible; 3) persistencia de esta abolición por un mínimo de 12 horas. Para afirmar el diagnóstico clínico de ME, resulta obligatorio el reconocimiento de estas 6 categorías de datos. La presencia e respuestas motoras o viscerales de origen espinal, no invalida el diagnóstico.