Ordenes de no resucitar a pacientes pediátricos: la función de un comité de ética clínica en un país en desarrollo
Do not resuscitate orders for pediatric patients: the role of a clinical ethics committee in a developing country
Rev. panam. salud pública; 1 (2), 1997
Publication year: 1997
En la actualidad, no existe información publicada sobre las órdenes formales de “no resucitar” a los pacientes pediátricos en los países en desarrollo, aunque se ha debatido a fondo cómo determinar quién debe intervenir en estas decisiones. En este artículo se presenta la experiencia del Comité de Ética Clínica del Hospital Calvo MacKenna de Santiago, un hospital pediátrico público de Chile. El Comité estaba integrado por cuatro miembros permanentes, todos ellos médicos, y por otros profesionales, como clérigos, enfermeras, el jefe de la sección de pacientes del hospital y el médico que atendía al paciente. Los médicos presentaban casos al Comité voluntariamente, pero las recomendaciones de este no debían cumplirse por obligación. De 1990 a 1993, el Comité recomendó órdenes de no resucitar a 16 de los 34 pacientes evaluados. Se hizo un análisis retrospectivo de los registros hospitalarios de esos 16 pacientes, para recabar información sobre su edad, el diagnóstico emitido, las recomendaciones concretas del Comité y el desenlace del caso. Se observó que, además de la orden de no resucitar, el Comité solía recomendar medidas concretas para ayudar a los padres del niño y al personal que lo atendía. La media de la edad de los pacientes fue de 2 años y 2 meses. Casi todos ellos padecían múltiples enfermedades crónicas. En todos los casos, las recomendaciones del Comité (adoptadas por consenso) fueron cumplidas por el médico con el consentimiento de los padres del paciente.
Once de los 16 pacientes para los que se dieron órdenes de no resucitar fallecieron en el transcurso del estudio. Los cinco restantes siguieron vivos a pesar de tener insuficiencia respiratoria, lesiones neurológicas graves o insuficiencia hepática. En general, las recomendaciones del Comité parecieron ser útiles, ofrecieron sólidos argumentos para tomar la decisión de no resucitar y sugirieron otras medidas de apoyo a los pacientes, sus familias y los profesionales que los atendían. Este resultado respalda la idea de que los comités de ética clínica pueden prestar un apoyo valioso y ofrecer una oportunidad para tomar mejores decisiones en los hospitales públicos de los países en desarrollo
No published information is currently available about formal “do not resuscitate”
(DNR) orders for pediatric patients in developing countries, even though there has
been extensive discussion of how to determine who should be involved in such decisions. This article reports the experience of the Clinical Ethics Committee of the Calvo MacKenna Hospital in Santiago, which is a pediatric public hospital in Chile. The Committee consisted of four permanent members, all physicians, and other members including clergymen, nurses, the head of the hospital’s patient unit, and the attending physician. Physicians submitted cases to the Committee on a voluntary basis, and the Committee’s recommendations were not binding. During the 1990–1993 study period, the Committee recommended issuing DNR orders for 16 of the 34 patients it evaluated. The hospital records of these 16 patients were retrospectively reviewed for information about the patient’s age and diagnosis, the Committee’s specific recommendations, and the outcome of the case. It was found that the Committee typically recommended specific measures to help the child’s parents and attending staff in addition to the DNR orders. The average patient age was 2 years, 2 months. Nearly all of the patients had chronic and multiple pathologies. In all cases the Committee’s recommendations (taken by consensus) were followed by the attending physician with the consent of the patient’s parents. Eleven of the 16 patients for whom DNR orders were issued died during the study period. The five others remained alive despite respiratory insufficiency, severe neurologic damage, or hepatic failure. In general, the Committee’s recommendations appeared useful, providing strong arguments for DNR decisions and suggesting further support measures for patients, their families, and the attending professionals. This finding reinforces the idea that clinical ethics
committees can provide both valuable support and an opportunity to arrive at better decisions in the public hospitals of developing countries