Influencia de los glucocorticoides inhalados sobre la densidad mineral osea y el metabolismo oseo
Inhaled glucocorticoids: influence on bone mineral density and bone metabolism
Rev. panam. salud pública; 7 (4), 2000
Publication year: 2000
Los glucocorticoides inhalados (GCI) constituyen hoy un tratamiento de primera línea del asma bronquial. Los efectos sistémicos de los GCI, como la supresión del eje hipotalámico/hipofisario/adrenal, son en general menores que los de los glucocorticoides orales. Sin embargo, existe el riesgo de efectos adversos sobre el hueso a largo plazo. El objetivo del presente trabajo fue revisar los datos publicados acerca de los efectos de los GCI sobre los marcadores del metabolismo óseo y la densidad mineral ósea en adultos y en pacientes pediátricos. Aunque los estudios examinados no proporcionan resultados uniformes, en términos generales sugieren que los GCI pueden afectar al metabolismo y a la densidad mineral ósea, en particular 1) cuando se administran a dosis elevadas (más de 400 mg/día en niños y más de 800 mg/día en adultos); 2) en pacientes pediátricos, en los que también pueden afectar al crecimiento en estatura; 3) en pacientes cuya ingesta de calcio y vitamina D es inadecuada, y 4) en mujeres postmenopáusicas sin terapia de reemplazo hormonal. En general, a dosis terapéuticamente equivalentes, la beclometasona tiene mayor efecto deletéreo sobre el hueso que la budesonida, y esta mayor que la fluticasona. Además de la precaución obvia de utilizar la menor dosis eficaz, se proponen como medidas preventivas: 1) la adecuada instrucción sobre el uso de los aerosoles; 2) el uso de cámaras de inhalación; 3) el enjuague bucal tras la administración de GCI, y 4) ajustes o suplementos dietéticos para asegurar una adecuada ingesta de calcio y vitamina D
Inhaled glucocorticoids (IGs) are today the first-line treatment for bronchial asthma.
The systemic effects of inhaled glucocorticoids, such as suppressing the hypothalamic-pituitary-adrenal axis, are generally less than those with oral glucocorticoids.
However, there is a long-term risk of adverse effects on bone. The objective of this
piece was to review the published data on the effects of IGs on bone metabolism
markers and bone mineral density in adults and in pediatric patients. The reviewed
studies do not provide uniform results. Nevertheless, in general they suggest that IGs
can affect metabolism and bone mineral density, especially: 1) when high doses are
administered (more than 400 µg/day in children and more than 800 µg/day in
adults), 2) in pediatric patients, in whom growth in stature can also be affected, 3) in
patients whose intake of calcium and vitamin D is inadequate, and 4) in postmenopausal women not undergoing hormone replacement therapy. In general, at
therapeutically equivalent doses, beclomethasone has a greater deleterious effect on
bone than does budesonide, which in turn has more of an effect than does fluticasone.
In addition to the obvious precaution of using the lowest effective dose, other proposed preventive measures include: 1) adequate instruction on the use of aerosols,
2) the use of large volume spacer devices, 3) rinsing the mouth after administering
IGs, and 4) dietary adjustments or supplements in order to ensure an adequate intake
of calcium and vitamin D