Se analizan dos perturbaciones introducidas por el progreso de las ciencias del lenguaje en el ámbito de la salud mental:

a) la modificación de la praxis psiquiátrica y psicoanalítica; b) sus efectos sobre el psiquismo del hombre contemporáneo. En el marco de la pos-modernidad de J.F. Lyotard, se pone en evidencia la articulación entre la erosión del principio de legitimación y la inquietante deriva de una psiquiatría que, al alejarse de su objeto original, el sujeto, corre el riesgo de convertirse en una ideología al servicio del poder del estado o de las naciones. La separación establecida por J. Lacan entre el lenguaje y la palabra nos permite explicar la alienación del hombre de la civilización científica, así como el perfil de una nueva psicopatología. De este análisis surge la necesidad de una clínica con sujeto y de una psiquiatría a escala humana. Para ello, dos recursos parecen indispensables: el poder de la palabra y la ética en tanto tentativa terapéutica