Se fundamenta la necesidad de una disciplina básica para (y no de) la Salud Mental en la heterogeneidad de los puntos de partida de diferentes profesiones y posturas que confluyen a un cometido común.

Tal disciplina debe ser sintetizada tomando en consideración al menos los siguientes aspectos:

ha de ser una praxis, o ciencia de acciones, constituir un conjunto de tecnologías, ser integradora, adaptarse al cambiante escenario social mediante pluralismo metódico y, especialmente, tener una fundamentación ética y dialógica. Tal disciplina puede producir una identidad para quienes practican aspectos parciales de la Salud Mental y debe constituir un punto de encuentro de perspectivas