En base a investigaciones de campo en contextos socioculturales tanto marginales como de elite, detecta que en México y en toda América Latina, en términos culturales existe la gran familia o familia trigeneracional, esto es, la pareja, sus hijos y los nietos de éstos, además de los sujetos significativos para cada uno de los descendientes (sus respectivos conyuges y, por su intermedio, las familias de los equivalentes de éstos). Se posibilita así el establecimiento de variadas redes bilaterales de solidaridad tanto emocional como económica, así como otras relaciones de asistencia ritual y de reconocimiento social entre todos. Comparativamente con la familia nuclear anglo-sajona, la cual establece significación sólo entre la pareja y sus hijos, por lo tanto operativa por 20-30 años, la vida operativa de la familia trigeneracional es el tiempo de vida de los abuelos, esto es, durante toda la vida del individuo. Concluye que la salud mental de cada individuo, queda determinada dentro de la familia a la que pertenece, en la gran familia adquirirá dinámicas particulares respecto a la socialización primaria y crianza, a los conflictos de pareja o intergenera-cionales, etc. Sus miembros tienen más control, lo cual interfiere su independencia e igualdad y posibilita el desarrollo de conjuntos sociales más verticales y autoritarios. Esta consecuencia puede ser superada enfatizando una educación que estimule una solidaridad intrafamiliar más hacia la protección que hacia el control de sus miembros