La alta tasa de mortalidad que provocan los accidentes en la adolescencia obliga a la investigación del sentido que éstos adquieren desde un punto de vista psicoanalítico, instrumento que consideramos idóneo para esclarecer sus motivaciones. Aunque parezca obvio decirlo, los que se accidentan no son coches sino personas y hasta tanto no se comprendan sus determinantes inconscientes será difícil disminuir su incidencia aún cumpliéndose todas las normas de seguridad que aconseja la moderna accidentología. Se caracteriza la adolescencia como una etapa de cambios psicosomáticos, en tanto se manifiestan en las áreas corporal, psiquica y social, y de predominio de la actuación como modalidad expresiva. Por su parte, los accidentes pueden ser considerados como actos fallidos, por consiguiente plenos de sentido, que ponen en peligro la vida o la integridad física y que dramatizan conflictos inconscientes de colisión-choque violento- entre los deseos de cambio y las resistencias al mismo. Tienen el carácter de proyecciones expulsivas, violentas, que utilizan las condiciones que en realidad azarosamente proveen para organizar la escena. El adolescente, por su particular situación, resulta el agente privilegiado para intentar resolver su conflictiva accidentandose. Deberán considerarse también las condiciones familiares y sociales de las que es emergente