La medicina ha llegado a comprender la enfermedad sólo en su exterioridad; describe síntomas, explica alteraciones y atribuye causas, pero aún ignora la esencia íntima del enfermar. Por sobre cualquiera explicación científico natural y causal de la enfermedad, más allá de su comprensión psicosomática, se plantea algo más genérico y profundo que constituye la realidad subyacente y radical del enfermar y cuya naturaleza exacta aún no comprendemos. El cuerpo-mente es sólo la interfase entre aquéllo más interno y el mundo exterior. La misión del médico no puede limitarse a la rutina de tratar lo superficial, lo externo, lo aparente de la enfermedad. Tiene que intentar desentrañar el significado profundo del proceso morboso y entender que en la situación de enfermedad, el interjuego de lo primariamente vital con lo anímico-corporal y el entorno, actuando como un todo, en el hombre incompleto y necesitante, se manifiesta en forma de dolor, limitación y angustia existencial