Los autores encuadran al paciente como un ente biopsicosocial espiritual transcendente. En lo biológico revisan el diagnóstico de paciente en fase terminal, proponiendo el término de ®Síndrome Terminal» y enfatiza la necesidad de un diagnóstico correcto de falla terminal múltiple e irreversible y que no responde a la terapéutica. Subrayando no caer en el encarnizamiento terapéutico, así como aplicar el triage de guerra, en su tratamiento integral. En lo que respecta a lo psicológico señalan la necesidad de contar con un criterio de muerte psicológica, de acuerdo con el Dr. Rebolledo Mota y Kubler Ross. En lo que respecta a lo social, de importancia de la relación médico-paciente, familia y sociedad y equipo de salud espiritual, los autores desarrollan en tres dimensiones en la existencia humana, y se entiende: a) iniciación de un cielo de vida, b) como fin de un ciclo de vida, c) como posibilidad existentcial. En lo trascendente, darle al enfermo, de acuerdo al proceso religioso, la posibilidad de efectuar su propia trascendencia ante su medio, y la posibilidad de ir, después de la muerte, a un más allá. Por último, se contempla que no existe infraestructura institucional para la atención del paciente terminal en su hogar y menos una capacitación para la familia al respecto