La palabra sexualidad aparece siempre vinculada a la palabra sexo; sin embargo, su significado no se limita al dormitorio ni a partes específicas de nuestro cuerpo sino que se expresa en nuestro estilo de vida, en nuestro quehacer como hombres o como mujeres, en las formas de expresar nuestro afecto y, también, en nuestro comportamiento erótico. Más allá de la reproducción, más allá del placer orgásmico, la sexualidad impregna los sentimientos, los pensamientos y las actitudes y comportamientos cotidianos de la vida. El conjunto de características y comportamientos específicos para cada sexo se denomina rol o papel del sexo, y se va conformando desde las primeras etapas de la vida a través del aprendizaje social, el cual responde y está sujeto a patrones culturales específicos de cada sociedad, patrones que no son estáticos, ni permanentes, ni únicos y cuya dinámica está sujeta a la evolución misma de la sociedad. Sobre la base del sexo biológico se va estructurando la identidad sexual, sustentada y alimentada por la asimilación de lo social a través del aprendizaje