"La explotación, entendida como el acto de sacar provecho de algo o alguien, ha existido a lo largo de la historia de la humanidad, generando pobreza e injusticia. Es una constante que permea todos los estratos de la sociedad y que se manifiesta en las relaciones que existen entre los hombres, las mujeres y los niños. La ideología patriarcal ha sustentado el poder masculino y la pasividad femenina bajo la suposición de que pertenece a un orden "natural", cuando en realidad ha sido pacientemente construida a través de los siglos. Así, mientras el sexo está determinado biológicamente, el género ha sido erigido culturalmente creando estereotipos que se han incorporado de manera inconsciente a los individuos, afectando profundamente las relaciones entre los sexos. Mientras que las mujeres están supeditadas a la autoridad masculina y son relegadas a la maternidad, al cuidado del hogar y de los hijos, los hombres sufren restricciones en la expresión y el manejo de sus afectos y sentimientos que los imposibilita para establecer relaciones equilibradas con sus parejas y sus hijos. Lo anterior crea frustraciones, agresividad y prepotencia que se manifiestan en las relaciones familiares, donde las mujeres, los jóvenes y los niños son las víctimas más comunes y constituyen los vehículos que servirán para transmitir el mismo modelo a las siguientes generaciones o incluso para convertirse ellos mismos en los nuevos victimarios"