"Se revisa en forma somera el trato de que han sido objeto las personas con necesidades físicas especiales a lo largo de la historia en diversas culturas; y se observa cómo ha evolucionado desde épocas en que los reverenciaban porque pensaban que eran mensajeros de los dioses, pasando por castigos infamantes que incluso eran mortales, ya que pensaban que tenían pacto con fuerzas malignas. Poco a poco, los conocimientos científicos empezaron a campear y las hipótesis, superficialmente cambiaron, es decir, se les siguió marginando pero las razones explicativas del hecho hacían referencia a taras que pondrían en peligro la sobrevivencia de la humanidad si se les permitía la reproducción a estas personas; el discurso pseudocientífico avaló las antiguas creencias. En algunos países se consideró que lo mejor para las capas sanas de la sociedad era mantener internadas a estas personas; sin embargo, las cosas no marchaban como ellos suponían en vista de que en los internados tenían relaciones coitales con el resto de sus compañeros, muchas veces sin importar el sexo y cuando esto no podía realizarse recurrían a la masturbación, lo que aseguraba, a partir de ese momento, el establecimiento de una vigilancia estrecha puesto que aparte de deficientes viciosos. La gente consideraba que estas personas no tenían mayor interés por la sexualidad y, en consecuencia, les daban tratos infantiles; sin embargo, cuando por cualquier razón las PNFE manifestaban intereses sexuales eran vistos con malos ojos, ya que se afirmaba no eran capaces de controlar sus instintos. En la primera mitad de este siglo la situación comenzó a cambiar, se realizaron esfuerzos por dar marcha atrás a las estrategias preestablecidas, se habló de normalización y también de integración, lo cual resultó cierto a medias porque se les habilitaba o rehabilitaba en cuestiones intelectuales y laborales, pero no se hacía algo por prepararlos para que supieran como relacionarse desde el punto de vista afectivo"