Dislipidemia, obesidad e hipovitaminosis D en el adulto mayor: ¿tratamiento único?
Dyslipidemia, obesity, and hypovitaminosis D in the elderly: is there only one treatment?

Rev. Asoc. Med. Bahía Blanca; 26 (1), 2016
Publication year: 2016

La dislipemia, aislada o como integrante de un cuadro multifactorial, afecta en gran medida a los adultos mayores. Similar característica se da en lo que atañe a la hipovitaminosis D, déficit que debe ser buscado activamente por el médico tratante Cuando la hipovitaminosis D es detectada, merece tratamiento de reposición del nutriente pues su carencia crónica y severa lleva a un hiperparatiroidismo secundario con todo el efecto deletéreo sobre la masa ósea. Ambos cuadros, dislipemia y déficit de vitamina D, tienen directa interrelación uno con otro a punto tal que la terapia del primero influye en el segundo y viceversa, aunque por mecanismos diferentes. De la revisión de la literatura internacional se desprende que el tratamiento de la dislipemia (aislada, como parte de un cuadro de sobrepeso/obesidad) aumenta los niveles plasmáticos de vitamina D.

Para el adulto mayor este aumento implica una serie de cambios como:

mejoría de la hipertensión y/o de la respuesta a su terapia farmacológica; aumento de la fuerza muscular, particularmente a nivel de la cintura pelviana; disminución consiguiente en la incidencia de caídas y menor prevalencia de fracturas óseas, aumento de la inmunidad y prevención en la aparición de tumores varios, etc. El aumento de la vitamina D plasmática parece ser mayor con algunas drogas hipolipemiantes, y de estas, la rosuvastatina tendría el mayor efecto. Intentamos, en este trabajo, correlacionar ambas entidades, dislipemia e hipovitaminosis D, así como su terapéutica a fin de mejorar esta fase de la atención sanitaria del adulto mayor con una disminución de los costos.
Dyslipidemia, either isolated or as part of a multifactorial syndrome, greatly affects the elderly. Something similar happens with vitamin D deficiency, a deficit that the attending physician should actively look for. Once this deficit is detected, nutrient replacement therapy is required because its chronic and severe shortage leads to secondary hyperparathyroidism causing a massively deleterious effect on the bone mass. Both conditions, dyslipidemia and vitamin D deficiency, are directly interrelated to the extent that treatment of the former influences the latter and vice versa, although by different mechanisms. According to the review of international literature, the treatment of dyslipidemia alone or as part of a pattern of overweight or obesity, contributes to the increase of vitamin D in plasma. This has many positive implications for the elderly such as decrease in hypertension and/or better response to pharmacological therapy; increased muscle strength, particularly at the pelvic girdle leading to a lower incidence of falls and bone fractures; increased immunity; and cancer prevention, among other benefits. Such an increase of vitamin D in plasma appears to be greater with some lipidlowering drugs. Among these drugs, rosuvastatin would have the greatest effect. This short paper is an attempt to correlate both conditions -dyslipidemia and hypovitaminosis D- and their therapy in order to improve healthcare in the elderly thus reducing costs and improving the quality of life.

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