Necesidad de una aproximación integral al estado nutricional del adulto mayor
The need of a comprehensive approach to the nutritional status of the elderly
Rev. cuba. salud pública; 44 (3), 2018
Publication year: 2018
El propósito de esta carta es comentar el artículo publicado en la Revista Cubana de Salud Pública, número 3 de 2017 titulada: Estado nutricional de adultos mayores activos y su relación con algunos factores sociodemográficos.1 Es importante señalar que las investigaciones acerca del adulto mayor aportan valiosa información para entender y valorar las necesidades específicas de esta población vulnerable y es este articulo una valiosa contribución.
En la investigación mencionada, se utilizó el índice de masa corporal (IMC) para la evaluación nutricional del adulto mayor, categorizándolo como enflaquecido (IMC ≤ 23 kg/m2), normal (IMC entre 23,1 - 27,9 kg/m2), sobrepeso (IMC entre 28,0 - 31,9 kg/m2) y obesidad (IMC > 32 kg/m2). No obstante, diversos estudios revelan que el IMC no es la forma más confiable para evaluar el estado nutricional en el adulto mayor, ya que los parámetros no se ajustan a la grasa corporal en dichos pacientes.2-5 También, se ha encontrado que hay diferencias significativas del IMC entre adultos mayores masculinos y femeninos, por lo que cual los puntos de corte para categorizar obesidad también serían diferentes, lo que podría cambiar los resultados obtenidos en el artículo.2
Además de los problemas inherentes al uso de IMC, los puntos de corte para identificar obesidad también varían considerablemente entre estudios y organizaciones. Por ejemplo, los autores usaron la clasificación del Ministerio de Salud de Chile (MINSAL) para adultos mayores, la cual difiere de la recomendación de la OMS que sugieren usar un IMC de 18,5 kg/m2 para detectar bajo peso en ancianos.3 En el otro extremo, The Committee on Diet and Health (1989) recomienda un valor alto de IMC (24 kg/m2) para detectar malnutrición en personas mayores de 65 años. Dada esta variabilidad, es difícil interpretar los resultados basados en puntos de corte fijos. Una alternativa seria utilizar percentiles para clasificar malnutrición.4
Como alternativa al IMC, se pueden utilizar valoraciones nutricionales mucho más sensibles y específicas, por ejemplo el Mini Nutritional Assessment (MNA) o el Nutritional Screening Initiative (NSI). El MNA, además de presentar una alta sensibilidad y especificidad (96 y 98 por ciento, respectivamente), también tiene mayor valor pronóstico y predictivo de morbilidad y mortalidad. Esta herramienta incluye el IMC, pero solo como un factor entre muchos otros, como son la pérdida reciente de peso, enfermedad aguda, movilidad, problemas neuropsicológicos, y en su forma completa datos sobre alimentación y medidas antropométricas como circunferencia braquial y de la pantorrilla, los cuales permiten una mayor precisión para determinar si el paciente adulto mayor está desnutrido o no. Además, el MNA es una herramienta que no requiere pruebas de laboratorio y es fácil de aplicar.5
En conclusión, el uso del IMC podría no ser una herramienta ideal para evaluar el estado nutricional en el adulto mayor porque no es lo suficientemente preciso, y su valoración es muy variable entre diferentes estudios y guías clínicas, lo que dificulta la interpretación de los resultados. Una alternativa viable para estudios nutricionales en población geriátrica seria el uso del MNA, ya que es un método sencillo y accesible que brindaría resultados más precisos, y además es ampliamente usado en estudios geriátricos a nivel internacional(AU)