Las enfermedades crónicas no transmisibles constituyen en la actualidad uno de los mayores retos que enfrentan los sistemas de salud a nivel mundial. Esto se debe a que dichas enfermedades se caracterizan por ser incurables, progresivas, invalidantes e irremediablemente fatales. Además de encontrarse intrínseca e inevitablemente ligadas con el dolor, el sufrimiento y el deterioro progresivo e irreversible de la calidad de vida de los pacientes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que a pesar de todo esto se realiza un manejo inadecuado de estos padecimientos, por diferentes razones, en la mayoría de los sistemas de salud. Como respuesta a esta demanda particular de atención se cuenta con cuidados paliativos, generalmente asociados a enfermedades oncológicas, cuando deben aplicarse a toda enfermedad que no responde a tratamiento curativo y que el acceso temprano a estos conduce a un alivio más rápido de la angustia física y emocional. La OMS define los cuidados paliativos como «el enfoque que mejora la calidad de vida de pacientes y familias que se enfrentan a los problemas asociados con enfermedades amenazantes para la vida, a través de la prevención y el alivio del sufrimiento, por medio de la identificación temprana y la impecable evaluación y tratamiento del dolor y otros problemas físicos, psicosociales y espirituales». Considera que el equipo sociosanitario debe aproximarse a los enfermos y a sus familiares con el objetivo de responder a sus necesidades. Se realizará un estudio descriptivo de corte trasversal con el número total de pacientes hospitalizados que cumplan con todos los criterios de inclusión con el fin de establecer la necesidad de Unidad de Cuidados Paliativos dentro de una Institución de salud.