Desde el inicio de la pandemia en el país, en marzo del 2020, por parte del gobierno se han venido implementando gran cantidad de medidas abocadas a menguar los efectos de la pandemia por la COVID-19, muchos de estos bajo un enfoque de prevención con énfasis al aislamiento y el establecimiento de la burbuja social, medidas que buscan crear restricciones tanto físicas como sociales. Sin embargo, estas vías podrían ser no necesariamente una salida efectiva, sino más bien una respuesta condicionada a ciertos factores, principalmente socioeconómicos, que de no cumplirse, podría incluso convertirlas en un agravante al contagio. Por ejemplo, se ha visto que la mortalidad entre las personas con enfermedades transmisibles y no transmisibles es desproporcionadamente más alta para aquellos con circunstancias socioeconómicas desfavorables