Diagnostico “cuan saludable es mi escuela” escuelas saludables y entornos saludables
Publication year: 2010
La Estrategia Escuela Saludable surge de una alianza entre los Ministerios
de Educación y Salud, en el marco del convenio 100 de 1993 y 115 de 1994, como
una de las principales estrategias de promoción de la salud. Esta estrategia es
apoyada por la Organización Mundial de la Salud -OMS-, la Organización
Panamericana de la Salud -OPS-, la Organización de Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación –FAO- y el Fondo de Población UNFPA. Dicha
estrategia busca la promoción de la salud y la nutrición en el componente
escolar, y fomenta o promueve la creación de entornos saludables, con la
participación social a través de la comunidad educativa, y autoridades locales.
Se define “Escuela Saludable” al centro educativo en el cual los alumnos y
alumnas logran un armonioso desarrollo biológico, emocional y social en un
ambiente de bienestar institucional y comunal, desarrollando estilos de vida
saludables, todo lo cual es compartido con sus familias, maestros, personal de la
escuela y la comunidad.
Uno de los objetivos de las “Escuela Saludable” es contribuir a que en el
establecimiento educativo los estudiantes desarrollen conocimientos, actitudes y
prácticas de promoción de la salud, alimentación y nutrición, fomentando al
mismo tiempo del cuidado de su propia salud, la relación con el entorno.
En Guatemala la prevalencia de desnutrición crónica en menores de cinco
años es la mayor de Latinoamérica y cuarta a nivel mundial1
. Las cifras del III
Censo Nacional de Talla en Escolares del Primer Grado de Educación Primaria del
Sector Oficial de la República2
, muestran que un 45.6% de este grupo de
población, sufre de retardo de crecimiento o desnutrición crónica, la cual el área
rural es mayor (49.7%). En el Departamento de Totonicapán, la prevalencia es de
69.4%, muy por encima del promedio nacional y en el área rural del departamento,
es aún mayor (71%). La situación nutricional de Totonicapán contribuyó a que se
seleccionara como área prioritaria de intervención del Programa Conjunto.
La prevalencia de retardo en talla o desnutrición crónica según el idioma
materno, muestra que es menor (34.6%) en los niños y niñas cuyo idioma materno
es el español, mientras que los niños y niñas cuyo idioma materno no es el
español, la prevalencia es mayor (62.5%), casi el doble.