Publication year: 2022
CONTEXTO CLÍNICO:
La enfermedad por el Coronavirus 2019 (COVID–19, por su sigla en inglés Coronavirus Disease 2019) es una enfermedad respiratoria de humanos producida por un nuevo coronavirus identificado con la sigla SARS-CoV-2. El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la infección por COVID-19 como una pandemia. Desde ese momento la circulación del virus SARS-CoV-2 se ha reportado en más de 200 países, con más de 395.000.000 casos activos a la fecha, y una mortalidad del tres por ciento (5.700.000 casos). El total de vacunados con dos dosis en el mundo es cercano al 77% de la población y un 30% con dosis de refuerzo por la aparición de nuevas cepas. El Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, del inglés Centers for Disease Control and Prevention) identificaron dos variantes del virus (SARS-CoV-2) que causa COVID-19: la la cual es casi dos veces más contagiosa que las variantes anteriores y puede causar una enfermedad más grave y la variante ómicron (B.1.1.529), variante que podría propagarse con más facilidad que otras y producir una enfermedad menos grave en personas vacunadas con dos o tres dosis. La Red Regional de Vigilancia Genómica de COVID-19 (GISAID) publico el 25 de enero 2022 que entre 372.680 secuencias registradas con muestras recolectadas en los últimos 30 días, 332.155 (89,1%) pertenecen a Ómicron, en tanto, 39.804 (10,7%) corresponden a Delta, 28 (<0,1%) Gamma, cuatro (<0,1%) Alpha y dos (<0,1%) otras variantes circulantes (VOIs Mu y Lambda). El período de incubación de la infección es de, entre dos a 14 días. La mayor parte de los contágios se producen de persona a persona, siendo altamente transmisible. La clínica varía desde casos asintomáticos a cuadros febriles con tos y dificultad respiratoria, neumonía y distrés respiratorio. También puede acompañarse de alteraciones gastrointestinales. 3 variante delta (B.1.617.2). TECNOLOGÍA:
La combinación de casirivimab e imdevimab (conocido como Ronapreve®, o REGEN-COV®2, fabricado por Regeneron Pharmaceuticals) está constituido por una combinación de anticuerpos monoclonales de inmunoglobulina humana tipo G-1 kappa (IgG1κ) (casirivimab) y lambda (IgG1λ) (imdevimab) obtenidos a través de ADN recombinante en cultivo de suspensión de células de ovario de hamster chino. La proteína Spike del adenovirus consiste en dos subunidades funcionales, S1 y S2, además del dominio de unión RBD (de su sigla en inglés receptor binding domain), que se encuentra dentro de la subunidad S1. Así, el receptor RBD de la proteína Spike del SARS-CoV-2 se une al dominio peptidasa de la enzima convertidora de la angiotensina II (ECA II) iniciando la introducción del virus en la superficie de la célula del huésped. La subunidad S2 facilita la fusión con la membrana celular, puesto que contiene la maquinaria de fusión. El proceso de enclavamiento de la proteína Psique tiene lugar en dos pasos:
un enclavamiento denominado prime, y posteriormente un enclavamiento de activación en un lugar situado entre los dominios S1 y S2. La combinación de estos anticuerpos anti monoclonales actúa bloqueando la unión al receptor ACE2 en la célula humana uniéndose al receptor RBD, ubicado en la proteína Spike del SARS-CoV-2. En dos sitios diferentes de forma simultánea, evitando así la evasión de reconocimiento surgida por mutaciones a nivel de la glicoproteína S presentes en mayor o menor grado en las variantes de SARS-CoV-2. OBJETIVO:
El objetivo del presente informe es evaluar la evidencia disponible acerca de la eficacia, seguridad y aspectos relacionados a las políticas de cobertura del uso de casirivimab e imdevimab para pacientes con COVID-19 variante negativo para ómicron. MÉTODOS:
Se realizó una búsqueda en las principales bases de datos bibliográficas, en buscadores genéricos de
internet, y financiadores de salud. Se priorizó la inclusión de revisiones sistemáticas (RS), ensayos clínicos controlados aleatorizados (ECAs), evaluaciones de tecnologías sanitarias (ETS), evaluaciones económicas, guías de práctica clínica (GPC) y políticas de cobertura de diferentes sistemas de salud. RESULTADOS:
Se incluyeron una RS, cuatro ECAs, dos estudios de cohortes retrospectiva, un estudio de vida real, cinco GPC, tres evaluaciones de tecnologías sanitarias, dos evaluaciones económicas, y doce informes de políticas de cobertura para el uso casirivimab e imdevimab (REGEN-COV®) para Covid-19. Los estudios fueron realizados antes de la aparición de las distintas cepas del SARS-CoV-2 (variante Delta y Ómicron). CONCLUSIONES:
No se ha encontrado evidencia que evalúe el uso de casirivimab e imdevimab en pacientes con distintas variantes (delta u ómicron) y en diferentes momentos epidemiológicos de la pandemia. La evidencia que se presenta a continuación se refiere a variantes no-ómicron. Evidencia de moderada calidad muestra que la combinación de casirivimab e imdevimab (Ronapreve, REGEN-COV®) en pacientes con COVID-19 con test positivo, seronegativos (no vacunados) asintomáticos, o sintomáticosleves-moderados con factores de riesgo (mayores a 65 años, obesidad, diabetes, enfermedades respiratorias, insuficiencia renal, inmunosuprimidos), probablemente produce un beneficio neto considerable en la reducción de las tasas de hospitalización y reducción de la carga viral, y un beneficio neto menor en las tasas de mortalidad por COVID-19, cuando se compara con placebo más estándar de cuidado. Evidencia de moderada calidad muestra que la combinación de casirivimab e imdevimab en contactos estrechos de pacientes con COVID-19 produce un beneficio neto considerable en la reducción de las tasas de infección viral por SARS-CoV-2 cuando se compara con placebo más estándar de cuidado. Evidencia de moderada calidad muestra que la combinación de casirivimab e imdevimab en personas hospitalizadas seropositivas por infección o vacunación para SARS-CoV-2 produce un beneficio marginal o nulo en la reducción de la mortalidad ya que no ha mostrado diferencias cuando se lo compara con el estándar de tratamiento. Evidencia de moderada calidad muestra que la combinación de casirivimab e imdevimab en personas hospitalizadas con infección por SARS-COV-2 y con cuadro de COVID-19 produce un beneficio marginal o nulo en la reducción de la mortalidad ya que no ha mostrado diferencias cuando se lo compara con el estándar de tratamiento. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos no autorizó su uso en pacientes con la variante ómicron por falta de eficacia en estudios in vitro. Se encontró heterogeneidad en las recomendaciones en las distintas guías de práctica clínica. Estados Unidos, Francia y Australia sugirieren su uso en casos sospechosos y en pacientes con infección SARS CoV-2 leves a moderadas con comorbilidades (2020-2021). La Organización Mundial de la Salud (diciembre 2021), aconseja su uso solo en pacientes con comorbilidades, catalogados como de alto riesgo de hospitalización que no estén vacunados y en pacientes con enfermedad moderada a severa con anticuerpos negativos para SARS-CoV-2. El Reino Unido (enero 2022) recomienda su uso, en pacientes de 12 años o más que estén hospitalizados por otras causas no vacunados para evitar infecciones intrahospitalarias por SARS-CoV-2. Los financiadores de salud pública de Brasil y México no brindan cobertura a este tratamiento. En una evaluación económica realizada en Brasil, el uso de esta tecnología en pacientes hospitalizados por COVID-19 no ha resultado ser costo-efectiva.