Entre los años 1982-1986 se atendieron en el Hospital Cayetano Heredia, 103 casos de monoartritis que constituyeron el uno por ciento de las hospitalizaciones pediátricas. El 25 por ciento de los casos correspondieron a monoartritis piógena, siguiendo en importancia la etiología brucelar y tuberculosa. El antecedente de golpe o traumatismo previo sólo estuvo asociado significativamente a sinovitis transitoria de cadera, mientras que la ausencia de sensación febril lo fue a etiología tuberculosa. La localización predominante fue en articulaciones grandes de miembros inferiores, principalmente rodilla y cadera. En niños menores de dos años la artritis coxofemoral debe considerarse piógena hasta que se demuestra lo contrario. El tiempo de enfermedad mayor de sesenta días, la historia de contacto tuberculoso, el PPD positivo y el compromiso radiográfico articular severo al ingreso, estuvieron muy asociados a la artritis tuberculosa. El examen del líquido articular es irremplazable para el diagnóstico de monoartritis piógena. El estudio citológico de éste y el examen radiográfico articular, constituyen parámetros alternativos al estudio bacteriológico para orientar el diagnóstico