Para los efectos generales estadísticos, hemos considerado a los dos tipos de fracturas en conjunto, pues son lesiones que afectan dos zonas vecinas de un mismo hueso; pero para la evaluación de los resultados del tratamiento hacemos una clara distinción entre los dos tipos de fracturas referidas, ya que las fracturas intertrocantéricas como las subtrocantéricas afectan a dos grupos poblacionales diferentes, sus mecanismos de producción son diversos y sus desplazamientos fragmentários obedecen a acciones musculares distintas. Como consecuencia de lo anterior, sus tratamientos, aunque gobernados por los mismos principios de reducción, estabilización y rehabilitación precóz, pueden ser distintos en sus formas y en sus resultados. En general, se encontraron 32 pacientes con fracturas intertrocantérica y 12 con fractura subtrocantérica, con una relación hombre/mujer de 0.57. El promedio de edad fue de 68.4 años y las caídas, generalmente domésticas, fueron la causa del 75 por ciento de las fracturas. En cuanto al tratamiento, por causas que se exponen y discuten oportunamente, sólo 14 pacientes (32 por ciento) fueron tratados quirúrgicamente y 30 pacientes (68 por ciento) fueron tratados en forma incruenta. Esto explica la alta tasa de mortalidad, la alta incidencia de complicaciones por hospitalización (úlceras de decúbito, infecciones del tracto urinário y neumopatías), la mayor incidencia de coxa-varas y de acortamiento significativo del miembro fracturado presentes en el grupo de pacientes que recibieron tratamiento conservador. Asímismo, el tiempo promedio desde la fractura hasta el reinicio de la deambulación fue mayor en los pacientes que no fueron operados (19 semanas) en relación a los que sí lo fueron (14.5 semanas) no encontrandose diferencia en el tiempo de hospitalización en estos grupos. Si bien es cierto que el 95.5 por ciento de los pacientes seguidos presentó buenos resultados en cuanto al parámetro dolor, también lo es que sólo el 58 por ciento de los no operados podía caminar 6 cuadras ó más (70 por ciento en el caso de los operados) y que sólo el 66 por ciento de los no operados podía flexionar la cadera al menos 90 grados (contra el 80 por ciento en el grupo operado). Del mismo modo, el 90 por ciento de pacientes operados podía flexionar la rodilla ipsilateral a la fractura más de 90 grados (contra el 58 por ciento en los no operados). En los casos operados en que fue posible hacer el seguimiento, los malos resultados estuvieron siempre as