Durante la última década las infecciones adquiridas en el hospital se han convertido en un grave problema. Algunos pacientes que se internan en hospitales sufren enfermedades crónicas y han estado en tratamiento con varios tipos de medicamentos; a menudo los enfermos se encuentran inmunodeprimidos, por lo cual tienen menor resistencia a las infecciones. Pero aparte de la alta susceptibilidad de este grupo de pacientes, practicamente todo procedimiento quirúrgico expone al enfermo a un mayor riesgo de infección adicional y en algunos casos estas infecciones pueden causar mayores perjuicios que el estado o enfermedad mismos. En este trabajo presentamos algunas de las consecuencias de estas infecciones.