En esta exposición se analiza el problema de la participación de los integrantes de la profesión médica en el proceso de la tortura y en la aplicación de la pena capital. Durante años los médicos en Venezuela no se han interesado en forma directa en estos problemas salvo en muy determinadas ocasiones. Algunos, al plantearles la realidad de la tortura en el país muestran reacciones de asombro e incredulidad y exigen de inmediato pruebas concretas. Cada vez son mayores las evidencias del empleo de la tortura en prisioneros políticos en escala mundial. Con frecuencia el personal médico se halla envuelto en una u otra forma directa o indirectamente en el examen y tratamiento de dichos prisioneros. Los médicos mismos pueden ser víctimas de la tortura cuando no aceptan subvertir la función que les corresponde en la relación médico/paciente