La experiencia del dolor en el niño ha sido históricamente subvalorada y por ende subtratada. Esto a consecuencia de la dificultad que tiene el niño pequeño, para precisar entre otros, la existencia y calidad del dolor que sufre. Otra razón corresponde a una serie de mitos y creencias erróneas, tales como: postular que el niño pequeño no siente dolor o siente menos dolor que el adulto, lo que se debería a una inmadurez del sistema nervioso. Además se cree que los niños toleran mejor el dolor que los adultos, acostumbrándose a él y a las intervenciones dolorosas. La adecuada valoración de estados dolorosos tiene como fin último su prevención y tratamiento a fin de minimizarlo. También el evitar los multiples efectos físicos y psicológicos que produce. La correcta valoración del dolor, exige un conocimiento apropiado de sus manifestaciones físicas, fisiológicas y emocionales. Existen dos formas de valorar el dolor en los niños, una forma subjetiva a través de los parámetros intensidad, localización, causas del dolor, también se deben considerar los signos vitales, el estado de la piel, la entrevista con el niño y con los padres, las manifestaciones conductuales y las manifestaciones afectivas y la forma objetiva: las escalas de valoración que corresponde a instrumentos sistematizados y validados para evaluar el dolor pediátrico. (5,9,10,13,15,16,23). El propósito del siguiente estudio, es conocer los parámetro que utiliza la enfermera en nuestro medio, para valorar el dolor en el niño preescolar durante el post-operatorio mediato.

Sus objetivos son:

1.- Caracterizar a la población en estudio según tiempo de experiencia laboral en pediatría, grado de conocimiento de los parámetros subjetivos y objetivos de valoración del dolor en el niño preescolar y los mitos y creencias que posee la enfermera respecto al tema