Alimentacion en el preescolar
Publication year: 1999
La etapa preescolar se caracteriza por una estabilidad en el crecimiento, debido a una disminución en la velocidad de talla y de peso que condiciona una disminución en el apetito. Por lo tanto, estos niños necesitan menos calorías por kilo de peso para cubrir sus requerimientos calóricos diarios, en comparación con lo que necesitaban durante sus primeros años de vida. El preescolar regula su ingesta y saciedad sin influencia del medio externo; esto hace que el niño mantenga un consumo energético constante durante las veinticuatro horas del día. En este período, el apetito es irregular y varía de un día a otro según las fluctuaciones en su crecimiento y actividad física; en un mismo día, una comida puede ser copiosa y otra puede no realizarse. Por supuesto, esto origina ansiedad en la familia y en las personas que están a cargo de su cuidado. La maduración neurológica que el niño alcanza en esta etapa le permite deambular libremente, conocer el mundo que le rodea, buscar el alimento por sí solo, comunicar más fácilmente la aceptación o el rechaza hacia algún alimento y manejar con su conducta alimentaria el entorno emocional de la familia. El preescolar tiene la capacidad de sentarse a la mesa y disfrutar de la comida junto a la familia; a partir de los dos años puede comer por sí solo y utilizar los cubiertos, vasos y tazas de una manera bastante adecuada y entre los cinco a seis años aprender a usar el cuchillo. Jugar constituye una de las actividades más importantes e interesantes en la vida del preescolar y frecuentemente desplaza a la comida. Una buena progresión en peso y talla señala una adecuada nutrición, a pesar de que parezca que el niño durante el día no consume lo suficiente