El Quinto: no matar

Publication year: 1999

La conclusión simple e inmediata que emerge de esta reflexión sobre la violencia colombiana es su enorme complejidad. Es además de las pocas verdades sobre el tema en las que hay un consenso abrumador entre pensadores, políticos, investigadores y actores. Complejidad histórica y política, ética y económica, en las especificidades y en las interacciones, en los datos y en los análisis, en las explicaciones y en las posibles agendas para la acción. Por la complejidad y gravedad de la situación de violencia en Colombia, los caminos de su superación son varios, ondulantes y largos. Si bien hay que romper con la inmovilidad y la apatía, también hay que desterrar los espejismos de soluciones fáciles, inmediatas y mesiánicas. Los datos y análisis presentados refuerzan la idea de la necesidad de soluciones de fondo que, por tanto, son también complejas y costosas. La superación de las violencias colombianas implica en la práctica la participación plena del Estado y la sociedad colombiana y el apoyo efectivo de la Comunidad Internacional.

Es decir:

no sólo participación discursiva o de buenas intenciones, sino de renegocación efectiva de poderes, terrirorios e intereses y de atreverse a arriesgar propuestas no convencionales. Aporta poco quedarse en el señalamiento de la responsabilidad estatal, en la condena de los actores armados o en la invocación a la buena voluntad de la sociedad y comunidad internacional. Los tres actores están retados por la magnitud y gravedad del problema

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