Los crímenes de lesa humanidad se caracterizan no solamente por la atrocidad de las acciones sino porque su gravedad trasciende el propio hecho de un homicidio o de un secuestro. Sus efectos van más allá de la víctima. Sus efectos llegan a todo el núcleo familiar y lo resquebraja. Pero además, se trata de un fenómeno que compromete las relaciones entre el Estado y los particulares, y en especial la responsabilidad de aquel con estos. Históricamente, la desaparición forzada se ha tratado de una práctica de naturaleza política. La desaparición forzada se encuentra descrita a nivel internacional como una conducta que es cometida principalmente por agentes del Estado y por particulares que actúan con el apoyo, instigación o aquiescencia de estos funcionarios