La introducción de plaguicidas sintéticos a las actividades del hombre, ha aportado grandes beneficios en el área económica-especialmente agrícola y en el área de la salud pública, en cuanto a control de vectores. Sin embargo, la producción y el uso actuales tienen en los países en desarrollo mucho descontrol, indiscriminación y carencia de racionalidad, y por lo tanto generan problemas en diversas áreas del quehacer humano y repercuten en forma adversa principalmente en los ecosistemas y en la salud humana. En cuanto al impacto adverso de los plaguicidas en la salud pública, no existe en general en los países latinoamericanos un diagnóstico acabado de tal situación. Una de las principales limitantes de los programas de prevención y control de las intoxicaciones por plaguicidas, es el desconocimiento de la magnitud real del problema, que ni siquiera se conoce bien en cuanto a la incidencia de los cuadros agudos, pretender conocer la magnitud de los efectos crónicos cae actualmente en lo imposible. Se desconocen la incidencia real de los casos y la proporción de defunciones de entre el total de muertes que se puedan atribuir a este tipo de agentes principalmente porque las autoridades sanitarias desconocen a las poblaciones expuestas, porque no existe un registro obligatorio (notificación) de los casos incidentes y porque con frecuencia las condiciones irregulares de los grupos que generan el mayor número de intoxicados agudos - que son los trabajadores agrícolas y forestales - se refleja en una subdemanda de atención médica, que distorsiona en grado variable el registro de las intoxicaciones