Publication year: 2013
El Observatorio Internacional de Capacidades Humanas (OICH) surgió en 2012 como una extensión de las actividades del Observatorio de Recursos Humanos en Salud de la Universidad de Brasilia. Ya que la observación de las capacidades humanas, como se propone a través de la interpretación de Amartya Sen, se trata del seguimiento de numerosas variables económicas y sociales, se debe aclarar cómo esta iniciativa se refiere a la finalidad y la trayectoria de un observatorio dedicado al estudio de los recursos humanos en salud. El Observatorio de Recursos Humanos en Salud de la Universidad de Brasilia es parte de una red latinoamericana de investigación que viene funcionando de forma ininterrumpida desde 1999, a través de la cooperación técnica y la asistencia financiera de la Organización Panamericana de la Salud y del Ministerio de Salud de Brasil. A pesar de la denominación “recursos humanos” tener una connotación administrativa, la perspectiva analítica adoptada por la red en Brasil siempre se mantuvo enfocada en los aspectos más generales del estudio, es decir, los aspectos económicos y sociales de la mano de obra empleada en el sector salud. En este sentido, el estudio de los recursos humanos se ha dirigido a las numerosas preguntas relevantes que se plantean desde la perspectiva de los derechos humanos y la ciudadanía.
Entre estas preguntas cabe destacar:
• Las diferencias demográficas y regionales en la distribución de la fuerza de trabajo, incluida la migración interna, de forma a evaluar el grado de equidad en el acceso a servicios de salud; • Los tipos de vínculo laboral, desde el punto de vista de la legalidad y la justicia de las relaciones laborales, tanto en el sector privado como en el sector público con el fin de identifi- 8 car y caracterizar los vínculos precarios, que tienen lugar en la ausencia de la garantía de derechos laborales y de seguridad social; y • La situación y las tendencias de los niveles de educación de las distintas categorías de profesionales de la salud, a fin de determinar el cumplimiento de la expectativa de mejora progresiva de la cualificación educacional del personal auxiliar, especialmente de los miembros del grupo de enfermería. Esta línea de investigación pone de relieve no sólo los aspectos económicos y sociales de la fuerza de trabajo en salud, así como aspectos de la justicia laboral. Esta temática específica sirvió para estimular a sus investigadores para discutir críticamente las distintas teorías e interpretaciones de la dimensión humana del desarrollo. La primera edición de los informes del Observatorio Internacional de Capacidades Humanas, Desarrollo y Políticas Públicas (OICH) se detuvo en gran medida a poner de relieve las tendencias observables en cada área temática (salud, educación, trabajo, seguridad social, etc.) para los países seleccionados. Como se trata de una primera aproximación al estudio sistemático de las políticas públicas relacionadas con la promoción de las capacidades humanas, la orientación descriptiva era inevitable e incluso deseable. Sólo en los informes sobre el medio ambiente podrían abordarse ciertas cuestiones, especialmente contenciosas o controvertidas, sobre los efectos negativos o adversos del desarrollo a nivel internacional. En la medida en que el concepto de capacidades humanas se refiere a todos los habitantes de un país y no sólo a los trabajadores de la economía formal o de las industrias de alta tecnología, la discusión de los resultados de los estudios no puede limitarse a mostrar que las condiciones materiales de vida de los ciudadanos han mejorado y que la economía se ha convertido, por ejemplo, en más productiva, diversa y rica. La perspectiva de justicia implicada en la teoría de las capacidades humanas se aplica correctamente sólo cuando hay signos de que el desarrollo económico y social está ocurriendo con la creación de una pluralidad de estilos de vida libremente elegidos por el pueblo. Los colaboradores se sintieron libres para desarrollar sus informes basados en estos datos u otros que consideraron más relevantes. Este método de trabajo en red de colaboradores, fue muy productivo y se trata de una innovación en relación con el esquema de funcionamiento de los observatorios, basado en pequeños equipos de investigación, y con un carácter más o menos permanente. Así, en la primera ronda de observación e informes que componen esta colección, el método de la red les permitió abordar las siguientes áreas: 1) el contexto económico y social; 2) el desarrollo humano; 3) la desigualdad y la pobreza; 4) trabajo y seguridad social; y 5) la salud, la educación y el medio ambiente. Sin embargo, aunque se mantenga esta conformación de red, una nueva ronda del observatorio debería preferiblemente abordar un marco interpretativo sobre el contexto macroeconómico global, sin renunciar, sin embargo, al examen de los indicadores económicos y sociales. Por lo tanto, 11 tendría como una referencia inicial una explícita comprensión crítica de la actual crisis global y sus posibles consecuencias para la política pública y la garantía de los derechos sociales. Para la totalidad de las economías de América Latina, está claro ahora que el proceso que se llama el desarrollo sigue siendo una inserción muy vulnerable y subordinada de los países de América Latina en la economía mundial, basada en la exportación de commodities. Pero incluso una alternativa de inserción subordinada en relación con el eje central formado por Estados Unidos, China y la Unión Europea ya no puede funcionar en los moldes favorables de la década de 2000. Lo que está amenazado en este momento no es el crecimiento del PIB a tasas elevadas, sino más bien el punto de vista optimista de desarrollo integral, económico y social, que animó a los analistas de esta década y que se evidencia en los informes recogidos aquí. En muchos países de América Latina, a pesar de la disminución más o menos marcada de la tasa de crecimiento de la economía, el mercado laboral doméstico y el consumo se mantienen saludables y dinámicos, y esta condición puede persistir durante algún tiempo, pero no indefinidamente, si no hay una solución al callejón sin salida del capitalismo mundial. Debemos, por lo tanto, llevar a cabo la demanda de realizar en el corto plazo una evaluación cuidadosa de las consecuencias de la crisis actual sobre la inversión pública en las políticas sociales, especialmente en salud, educación, seguridad social y la distribución del ingreso.